
El edificio que alberga al Museo de las Atarazanas Reales es una construcción de gran belleza y simbolismo, erigido a principios del siglo XVI.
Por: Mirfak Rowland
El Museo de las Atarazanas Reales (MAR), ubicado en la Ciudad Colonial, alberga una de las colecciones más valiosas de arqueología submarina no solo de la República Dominicana, sino del continente americano.
Dicha colección relata la historia del encuentro entre dos mundos, utilizando como hilo conductor los naufragios. Así, abarca desde el primero de estos, el de la nao Santa María, en la cual viajó Cristóbal Colón a finales del siglo XV, hasta navíos de guerra hundidos en las costas dominicanas durante los conflictos militares del siglo XIX.
El MAR fue creado debido al interés de ofrecer al público la oportunidad de disfrutar permanentemente de una invaluable exposición de objetos y restos rescatados de las aguas del mar Caribe.
Este espacio museístico permaneció cerrado por varios años y fue reinaugurado en 2019, luego de haber sido sometido a un proceso de modernización en lo relativo a su museografía e infraestructura, actualmente ajustadas a los parámetros internacionales más vanguardistas, que contó con una inversión de 4.6 millones de dólares.
De acuerdo a informaciones contenidas en la “Guía del Museo de las Atarazanas Reales” (2019), el proyecto de remodelación comenzó a ejecutarse en el año 2014, como parte del Programa de Fomento al Turismo Ciudad Colonial de Santo Domingo, que ejecutó el Ministerio de Turismo con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y concluyó en el año 2019.
Dicho programa seleccionó al MAR como el primer museo en ser renovado, dentro del marco del proyecto de modernización de los museos de la Ciudad Colonial. Para estos fines, se gestionaron los recursos destinados a poner en marcha una serie de consultorías y licitaciones internacionales de adecuación y restauración del edificio, de diseño de la nueva museografía, de selección de la colección a exponer, de conservación de la colección de bienes culturales y, por último, de la ejecución y puesta en marcha de la museografía que hoy se exhibe.
La coordinación de los trabajos estuvo a cargo de Maribel Villalona, quien en ese momento fungía como directora de Planificación y Proyectos del Ministerio de Turismo, y es obra de los arquitectos Wilfredo Féliz y Alexy Cordones. El proyecto comprendió la adecuación y restauración del edificio, el diseño e implementación de la nueva museografía, la selección de las piezas a exponer y la conservación de la colección de bienes culturales subacuáticos.
El museo alberga una selecta muestra de bienes del patrimonio cultural subacuático de la República Dominicana. Esta colección, que procede de barcos que nunca llegaron a su destino, de aventuras de navegación fracasadas, ha sido cuidadosamente custodiada durante décadas por el Ministerio de Cultura. Se trata de un acervo en constante crecimiento, gracias a la continuidad y la profundización de las investigaciones que tienen lugar.
Los pecios recuperados del fondo marino son resultado de trágicos accidentes que dejaron tras de sí la pérdida de miles de vidas entre navegantes, comerciantes, pasajeros, religiosos, soldados y marinos, así como de una ingente cantidad y diversidad de objetos que hoy debemos encontrar, investigar, descifrar y conservar para las futuras generaciones. Entre las piezas de la colección se encuentran enseres personales y productos comerciales que unieron culturas lejanas, siendo también un reflejo de ideas, creencias, miedos, avances tecnológicos y forma de entender el universo.
La “Guía del Museo de las Atarazanas Reales” (2019) señala, además, que el edificio que alberga al MAR es una construcción de gran belleza y simbolismo, erigida a principios del siglo XVI para funcionar como almacén portuario y astillero de la corona española. Se trata de una de las pocas edificaciones de este tipo que aún se conservan en el mundo, siendo un valioso testimonio de la historia naval de aquella época.
Desde finales de 2019, este museo fue gestionado de manera provisional y compartida por el Ministerio de Turismo y el Ministerio de Cultura. En febrero de 2021, bajo el gobierno del presidente Luis Abinader, la tutela del mismo fue cedida en su totalidad al Ministerio de Cultura, y hoy es uno de los espacios pertenecientes a la red de museos estatales a cargo de la Dirección General de Museos.
El MAR en sus inicios
De acuerdo a datos históricos registrados sobre el museo, en sus inicios operaba bajo la tutela de la Comisión de Rescate Arqueológico Submarino (CRAS), hoy Oficina Nacional de Patrimonio Subacuático. Dicha Comisión tenía la responsabilidad de rescatar, conservar y poner en valor el patrimonio cultural subacuático de la nación.
La Oficina Nacional de Patrimonio Subacuático fue creada mediante el Decreto 289-99, el cual establece, en su artículo 14, que la Comisión de Rescate Arqueológico Submarino debía pasar a formar parte de esta institución, así como los bienes y piezas a cargo de esta, su personal, almacenes y laboratorios.
A partir del decreto, se dispuso que el Museo de Las Atarazanas Reales pasaría a ser una dependencia de la mencionada Oficina. Un año más tarde, el Poder Ejecutivo promulgó la Ley 41-00, que creó la Secretaría de Estado de Cultura. La misma ley, en su artículo 6, transfirió la Oficina Nacional de Patrimonio Subacuático a dicha Secretaría, por lo que, a partir de ese momento, el Museo de las Atarazanas Reales pasó a ser una dependencia del hoy Ministerio de Cultura.