Sally Bakewell
La gran guerra del papel se está intensificando.
De un lado está un grupo encabezado por el poderoso Blackstone Group. Del otro, un bando que incluye a BlueCrest Capital Management, administrada por el multimillonario Michael Platt.
En el medio, el equivalente a un fabricante de látigos para calesas en la era digital: una papelera.
Todos están de acuerdo en que la empresa noruega, Norske Skogindustrier ASA, está en graves problemas. Viene perdiendo dinero hace once años y puede que sus negocios no hagan más que empeorar en tanto internet devora vorazmente diarios y revistas tradicionales.
Eso no significa que los fondos de cobertura dejarán de intentar ganar algo de dinero con eso.
Al contrario: GSO Capital Partners (el brazo de crédito de Blackstone) y Cyrus Capital Partners están metidos en un altercado legal con un grupo de detentores de bonos sénior asegurados, entre ellos BlueCrest, Marathon Asset Management —con sede en Nueva York— y la aseguradora finlandesa Sampo Oyj. Cada uno acusa al otro de tratar de hundir a Norske Skog.
GSO, de Bennett Goodman, y Cyrus, que tienen bonos no asegurados con vencimiento en 2016 y 2017, llegaron a un acuerdo con Norske Skog para intercambiar esos bonos por otros con vencimientos más distantes. BlueCrest —que llegó a ser una de las empresas de fondos de cobertura más grandes del mundo— Marathon y Sampo los demandaron para impedirlo.
Queda poco tiempo. Los tenedores de 326 millones de euros (US$362 millones) en bonos no asegurados con vencimiento este año y el que viene tienen hasta el 26 de febrero para aceptar el intercambio o asumir duras pérdidas en tanto se reestructuran las deudas de la empresa.
Probablemente se extienda el plazo debido a la demanda, según Carsten Dybevig, portavoz de Norske Skog.
En diciembre, GSO aumentó su participación en Norske Skog con la esperanza de mantener a la compañía a flote por suficiente tiempo para evitar pagar seguros de crédito que vendió, dijeron fuentes del sector en aquel entonces.
Norske Skog, el tercer fabricante de papel prensa más grande de Europa, necesita reestructurar cerca de US$1.000 millones en deuda después de que sus ingresos se hundieran junto al número de lectores de diarios y revistas.
La empresa aceptó el plan de GSO en diciembre y dijo que el intercambio reduciría los préstamos tomados y fortalecería la posición financiera de la empresa.
En lugar de eso, el grupo de tenedores de bonos sénior asegurados había tratado de reducir la deuda, una medida que podría haber dado inicio a los pagos de permutas de riesgo crediticio, según fuentes del sector.
La pelea empezó este mes, cuando un abogado de Norske Skog, James Warnot, le dijo a un tribunal en Manhattan que los bonistas que presentaron la demanda para bloquear el intercambio querían llevar a la papelera a la bancarrota para cobrar pagos por los derivativos.
Clay Pierce, abogado representante de Citibank, el fideicomisario que actúa en nombre del grupo de bonistas sénior asegurados, replicó que GSO y Cyrus Capital Partners estaban tratando de obtener ganancias con las permutas. El día anterior, el había escrito en una carta que ellos buscaban “que Norske sobreviviera en el corto plazo”.
ZOOM
Las primas
1. Las primas que GSO cobraría por las permutas están entre las más elevadas del mundo. El año pasado, los vendedores exigieron un promedio de 3 millones de euros por adelantado y 500.000 euros por año para proteger 10 millones de euros de la deuda de Norske Skog durante dos años, según Standard Poor’s Capital IQ.
2. Ahora los contratos cuestan 4,5 millones de euros por adelantado, muestran los datos.“Las opciones para la compañía son muy limitadas”, dijo Rahul Gandhi, anlista de una firma.