Rector Magnífico del Agro

Rector Magnífico del Agro

MANUEL A. FERMÍN
La República Dominicana ha vivido expectante en el último año con respecto a la apertura de sus mercados, principalmente los productores agropecuarios, que son conocedores del impacto de las importaciones agropecuarias, especialmente lácteos y granos, bajo el argumento de que no tenemos ventajas competitivas en esos productos. Saben que la verdadera razón se fundamenta en: elevados subsidios, créditos preferenciales y empresas transnacionales de altísimo poder económico y estrategias globales.

Ante este cuadro, con productores azotados por la desgracia de una pasada mala gestión de gobierno, además, preocupados por los avances de un Tratado Libre Comercio con reglas que significan grandes consecuencias para un país como el nuestro, y consciente de que no estamos a tiempo de atarnos a ingenuidades, el secretario de Agricultura, Amílcar Romero, contrajo el compromiso de echar adelante toda una estrategia de Reforma y Modernización del Sector Agropecuario para hacerle frente al desafío de la apertura.

El toque personal que el secretario Romero le ha impreso a su gestión, de contacto directo con los productores agropecuarios en busca de consenso y de armonía, es decir, socializando esta estrategia, haciéndoles partícipes y conocedores de las fortalezas y oportunidades; también, de las amenazas y las debilidades de que padecemos, es digno de reconocimiento.

El adoptó con energía darle el frente a la resistencia secular al cambio, ha puesto al liderazgo agropecuario en un nuevo punto de partida para realizar un trabajo con visión empresarial que permita brindar productos que cumplan con los estándares de calidad nacional e internacional e inocuidad alimentaria; ha iniciado la apertura con valentísimo empeño de que se forjen empresas de servicios que complementen el accionar de la Secretaría de Estado de Agricultura. Es decir, le ha dado un nuevo giro al desaliento.

El impacto es tal, que los organismos internacionales como el IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, (FAO), han ponderado los programas dirigidos a afrontar los retos; conocen de la seriedad y el empeño para la adecuación de las estructuras productivas, institucionales y legales que han ido implentándose.

El secretario Romero ha ido promoviendo la aplicación estricta de vigilancia en las políticas de sanidad e inocuidad, cuarentena, manejo, embalaje, calidad y uniformidad, y la observación de reglas y normas que rigen los mercados.

Asimismo, alienta y estimula el aprovechamiento de la biotecnología mediante la propagación In Vitro para el mejoramiento de clones de alta calidad (plátano, banano, yuca, yautía, etc.); el agregado de valor a productos locales. En la Agricultura Orgánica, se ha hecho hincapié para convertirla en una actividad más competitiva, con la creación del CONAO (Consejo Nacional de Agricultura Orgánica) y el logro de la Certificación de País Tercero por parte de la Unión Europea. También se ha iniciado el estudio de las cadenas agroalimentarias a fin de identificar las limitaciones de cada nivel, se han puesto en ejecución programas de capacitación, búsqueda de mercados, negociaciones comerciales y plataformas de exportación para dieciséis (16) empresas con capacidad de exportación.

Ayer el desafío era poner en práctica las acciones descritas, pero hoy, por la fe y la confianza de un esfuerzo integrado de colaboración entre el sector público y el privado, además de que reciben la guía, el estímulo y la responsabilidad asumida con la mayor voluntad y dedicación para interpretar el sentir de todos, adoptado por Amílcar Romero, ha sido la mayor herramienta para alcanzar estos logros.

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