Recuerda que Bosch predijo la militarización de los EU

Recuerda que Bosch predijo la militarización de los EU

Recuerdo haber leído hace tiempo un preocupante artículo en una revista, escrito por Juan Bosch. Bosch fue un ex presidente de República Dominicana, un país pequeño de América Central Bosch, al igual que cualquier hijo verdadero de su país se mantuvo del lado de su pueblo contra los oligarcas avasalladores. Favoreció modestas reformas a la posesión de la tierra en su país agobiado por la pobreza. Eso resultó demasiado para los dueños de plantaciones de caña de azúcar y para los ambiciosos generales del Ejército. Fue derrocado después de solo siete meses en el cargo, en 1963, mediante un golpe militar respaldado por la CIA. En 1965, el presidente Lyndon B. Johnson envió 20,000 “marines”, con el pretexto de que República Dominicana podría volverse comunista. Temían que se estuviera forjando otra Cuba. ¡Claro, LBJ! Bosch murió en 2001.

De todas formas, volviendo al comentario de Bosch. Él había pronosticado que Estados Unidos algún día parecería ¡una República Dominicana ocupada por Estados Unidos! Su teoría era, disculpen, no puedo recordar sus palabras exactas, que Estados Unidos se corrompería por su solapado papel de reponer el suyo y otros gobiernos por todo el globo. Previó el tiempo en que Estados Unidos tendría a sus soldados patrullando sus propias ciudades, aeropuertos, estaciones de ferrocarril, edificios públicos y su capital. Y también, que las libertades de sus ciudadanos estarían indebidamente restringidas por el gobierno federal que había extraviado su brújula moral. Lamentablemente, ese tiempo se está aproximando rápidamente.

Cuando fui a la ciudad de Nueva York el 15 de febrero de 2003, tuve mi primera visión de la visión de Bosch sobre este futuro, un Estados Unidos más siniestro. Fue una manifestación contra la guerra en Irak. En lugar de permitirse desfilar, como se le permite regularmente a muchos otros grupos (como a los irlandeses el Día de San Patricio) los activistas contrarios a la guerra fueron encerrados durante varias millas a lo largo de la Quinta Avenida, en compartimentos estancos semejante a los que se utilizan para el ganado (mini-zonas de protesta creadas por la Policía), patrulladas por una horda principalmente de policías irritados, muchos a pie, y otros a caballo.

Observe cualquier aeropuerto importante de Estados Unidos y verá también exactamente cómo las palabras de Bosch repercuten hoy en día. Los chicos de la Guardia Nacional están ahí, en combate, diariamente, con sus fusiles cargados. Un día cualquiera, pudieran detener su vehículo y registrarlo, cuando usted se dirige al parqueo del aeropuerto, o en camino de entrada a cualquier edifico público importante. Para subir a bordo de algún avión comercial, lo revisarán de pies a cabeza.

Los visitantes al Capitolio en Washington D.C., las capitales estatales o cualquier ayuntamiento local, usted tiene que pasar por un camino de obstáculos de zonas de seguridad, detectores de metales, cámaras de vigilancia, es decir, puntos de control, y por supuesto, la presencia de los perros habituales de la Policía. Los juzgados locales recuerdan campos armados, en los que todo visitante está sujeto a registros por un ayudante del “sheriff”, o pero aún, algún policía de alquiler con un tercer grado de educación y una chapa de juguete.

Mientras tanto, cientos de inmigrantes son llevados a almacenes por los federales, sospechosos por la autoridad legal, muchos de ellos sin juicios ni cargos. Y en cuanto a lo que está ocurriendo en Guantánamo, Cuba, donde 660 prisioneros musulmanes están detenidos solo por “voluntad del Ejecutivo”, constituye una desgracia internacional y un “agujero negro legal”. (Ver Human Rights Watch, 21 de noviembre de 2003, Kenneth Roth, hrw.org)

La visión de Bosch de un Estados Unidos fascista está cobrando forma, lentamente. Buena parte de esto todavía no lo podemos ver o sentir, puesto que la Ley de Seguridad del Territorio Nacional y La Ley Patriótica de Estados Unidos todavía están por ponerse en vigor plenamente. Pudiera haber algunos que están ahora bajo una vigilancia policial equivocada y ni siquiera lo saben. Tom Ridge, el zar de la Seguridad del Territorio nacional, “pudiera” ser una persona decente. Sin embargo, ¿a qué se parecería esa agencia si se produjera un incidente terrorista maquinado o genuino, u otro tipo de incidente en este país y un sujeto del Ala Derecha, como Eliott Abrams de la infame “Contragate” toma el mando? ¿Eh?

Y además, está mi propia experiencia de una manifestación contra la guerra en Irak en Washington D.C., el 18 de enero de 2003, en el Parque Lafayette. Pensé que algunos de los policías aquel día se salieron de la ruta para actuar indebidamente combativos contra los manifestantes. Yo capté algunos de los sucesos con mi cámara en at:http://homepage.mac.com/bhughes2/iMovieTheater75.html.

Otro incidente aún más desagradable que me hizo pensar en las palabras de Bosch fue una manifestación por los derechos humanos, el 6 de diciembre de 2003, en York, Pensilvania. Yo nunca había visto tantos policías armados, rudos, en mi vida, en un lugar y de una ciudad, estado y jurisdicciones federales tan diferentes. “¿Es esto es una secuela de la tenebrosa obra de William S Burroughs, “Blade Runner?”, pensé. (Vean mi vídeo sobre este suceso en at:http://homepage.mac.com/bhughes2/iMovieTheater75.html.)

Los manifestantes, cuando llegaron a la prisión de York, fueron aglutinados en la llamada “zona de libre expresión”. Antes de entrar, los registraban y les retiraban cualquier bien personal que los policías hubieran decido arbitrariamente que no debían tener. Una vez en la “zona” designada por el gobierno, no se permitía a los medios que hablaran con ninguno de los manifestantes. En realidad, ví a una periodista local casi sacada del lugar a la fuerza por un policía fortachón porque ella había tenido la osadía de intentar entrevistar a uno de los manifestantes.

Y también, cuando los activistas estaban desfilando por la carretera de la York Co Prison a la planta Caterpillar (el segundo punto de la manifestación), los policías siguieron gritándoles en un tono hostil que “salieran del camino”. Esto obligó a los manifestantes a caminar en la nieve y el fango que se había acumulado en los bordes como resultado de las tormentas recientes. Algunos de los policías, en mi opinión, había elegido fabricar una escena de “ellos contra nosotros”. Para esos policías, los manifestantes no eran ciudadanos de nuestra República ejerciendo su derecho a protestar por la conducta de su gobierno, sino individuos descarriados que pudieran estar ocultando a Osama bin Laden.

La profecía de Bosch se está desarrollando. La situación no hará otra cosa que empeorar, a menos que el pueblo despierte. Y si usted cree que nuestro Congreso en su mayoría acobardado va a actuar para poner remedio a un asunto tan serio, vuelva a pensar. Fue ese mismo Congreso sin firmeza de carácter el primero en crear este desgraciado enredo.(William Hughes es un abogado de Baltimore, autor de «Andrew Jackson contra el Nuevo Orden».

Publicaciones Relacionadas

Más leídas