Al conmemorarse ayer el 31 aniversario del desembarco del grupo guerrillero encabezado por el coronel Francisco Alberto Caamaño, amigos, familiares y compañeros de lucha recordaron su sacrificio durante un acto celebrado en La Boquita, Azua.
En ese lugar se produjo el desembarco de nueve guerrilleros que vinieron al país el 2 de febrero de 1973 para iniciar la lucha armada contra el gobierno de Joaquín Balaguer.
En el acto estuvieron presentes Claudio Caamaño Grullón, sobreviviente del grupo guerrillero, su esposa Fabiola Vélez, los señores Tony Medina y el empresario Frank Lara y su hijo, así como estudiantes y profesores de escuelas, liceos y el politécnico Máximo Gómez de Baní.
Caamaño Grullón explicó a los presentes detalles del desembarco y posterior ascenso a las montañas del grupo insurgente, así como el significado histórico de la lucha de los dominicanos por la libertad.
Dijo que el coronel Caamaño siempre estuvo comprometido con la causa de la libertad en su patria y por ello asumió todos los sacrificios hasta morir en las montañas en su empeño por frenar la corrupción, auspiciar la educación y defender la soberanía de su pueblo.
Caamaño Grullón invitó a los presentes y a todos los amigos y seguidores de las ideas del coronel Caamaño a estar presentes en los actos a celebrarse los días 14, 15 y 16 de este mes en La Nevera, San José de Ocoa, lugar donde murió el líder constitucionalista hace 31 años.
En La Nevera, Caamaño Grullón y otros familiares y ex compañeros de lucha recuerdan la figura de Caamaño, Heberto Lalane José y Alfredo Pérez Vargas, capturados heridos el 16 de febrero de 1973 y luego rematados por tropas regulares.
Luego de la muerte de Caamaño, Lalane José y Pérez Vargas, el grupo guerrillero continuó la lucha en las montañas.
Días más tarde moría de inanición Ramón Euclides Holguín Marte y a mediados de marzo caían Juan Ramón Payero Ulloa y Mario Nelson Galán Durán.
Hamlet Hermann, el otro sobreviviente de la lucha en las montañas, fue capturado en Villa Altagracia, en tanto que Caamaño Grullón logró llegar a pie hasta la capital y luego asilarse en la embajada de México.