Recuerdan la Mano de Dios gol cuestionable de Maradona

Recuerdan la Mano de Dios gol cuestionable de Maradona

POR MARIO ARVELO,
HÉCTOR MOLINA
Y ARTURO PEÑALÓ
(23)

La mano de Dios y la cabalgata fantástica del 22 de junio de 1986 se escribió una de las historias más relevantes del balompié universal. Cuando se dio el pitazo inicial de aquel partido inolvidable el reloj del estadio marcaba las doce del mediodía, y la temperatura en la cancha rondaba los cuarenta grados centígrados.

Algunos jugadores estelares ya habían denunciado que la “dictadura de la televisión” (más bien la lógica según la cual los tele-espectadores europeos debían recibir las imágenes en directo a horas consideradas razonables para los poderosos anunciantes comerciales) imponía horarios poco menos que criminales. Consecuencia de ello fue que los juegos del Mundial de México tuviesen lugar a partir del cenit solar y, como hora alternativa, las tres de la tarde, en pleno verano tropical.

Las gradas del monumental Estadio Azteca estaban colmadas. No es cualquier encuentro consigue llenar a capacidad esa mole de concreto. El partido tenía todo lo que un evento deportivo de esta índole puede presentar a los espectadores: dos conjuntos de primer nivel, un estadio repleto, el clima como factor opresivo y, sobre todo, dos países que apenas cinco años atrás se habían batido en una guerra por el control del archipiélago de las Malvinas, en el extremo sur del océano Atlántico.

Si bien los británicos se impusieron en la contienda bélica, el resultado del encuentro futbolístico no podía ser anunciado hasta que el reloj de juego agotara los noventa minutos. Un augurio sí había dado la vuelta al globo: el capitán argentino Diego Armando Maradona se proponía buscar una compensación por la derrota militar de su país frente al Reino Unido. Poco antes de la Copa del Mundo había anunciado que éste sería “su Mundial”. Promesa que cumpliría con creces a lo largo del torneo, aunque las huellas que dejó en este partido en particular superan cualquier expectativa, incluso las creadas por el propio Diego de la gente.

Corría el minuto 51 cuando un balón lanzado por vía aérea hasta el área contraria fue perseguido por un Maradona que más parecía guardabosques de béisbol que delantero voraz. Ubicada la esférica en su descenso hacia la zona de peligro guardada por Meter Shilton, arquero de seis pies y una pulgada de estatura, el argentino natural del arrabal bonaerense de Villa Fiorito (con sus escasos cinco pies y seis pulgadas) alzó el puño izquierdo por encima de su cabeza para, con la parte externa de la misma, empujar el balón hasta el fondo de las redes. La pizarra mostró la consecuencia de la acción “cuya ilegalidad no fue advertida por el árbitro principal ni su asistente de línea”, que ponía en ventaja a los de camiseta albiceleste: Argentina 1, Inglaterra 0.

En una especie de reivindicación a posteriori, un rato más tarde el genial Maradona nos regalaría una jugada que ha sido una y otra vez señalada como la más espectacular de la historia del fútbol. Se trató de una cabalgata embriagadora que arrancó en el centro de la cancha, tras la cual el fenomenal zurdo dejó sobre el césped a seis defensores, incluido “de nuevo” el cancerbero Shilton (quien desde entonces ha sido víctima de la amargura y la frustración), con una serie fantástica de enganches, recortes y burlas. .

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