Recuerdan labor del padre del arroz dominicano: Yin T. Hsieh

Recuerdan labor del padre del arroz dominicano: Yin T. Hsieh

El doctor Yin Tieh Hsieh, considerado el padre del arroz dominicano, ha concluido su ciclo de vida terrenal en la comunidad de Bonao, a la edad de 89 años. El genetista nació en 1929 en Taiwán, cuando la isla pertenecía a la República Popular China. Llegó al país a los 37 años, como parte del grupo de especialistas orientales que formaron, mantuvieron e institucionalizaron la estación arrocera de Juma.
Hsieh, junto a los técnicos dominicanos Desiderio Amante, Papito Abreu, Aníbal Santos, Manuel González Tejera, José Luis Concepción, Manuel Castillo y otros, desarrolló las variedades arroceras Juma 1, Juma 57 y 58, de altos rendimientos por unidad de superficie, así como también el tipo Prosequisa, en diferentes vertientes.
Además, impulsó proyectos de camarones y tilapias en Azua y en la finca experimental de la Universidad Pedro Henríquez Ureña, en la antigua hacienda María, en San Cristóbal. También siembras de vegetales orientales, frutales y crianza de cerdos. También emprendió proyectos de multiplicación de variedades de bambúes en Villa Altagracia y Valle Nuevo, en Constanza, cuyos resultados están a la vista de todos.
“Cuando Hsieh llegó al país el rendimiento de arroz era de apenas 1.1 saco por tarea y actualmente la productividad es de cinco, seis y más sacos en la misma cantidad de terrenos”, destacó el ingeniero José Miguel Cordero Mora, quien por varios años laboró en la estación de Juma bajo la orientaciones del genetista taiwanés.
Más de medio siglo de su fructífera existencia dedicó el técnico oriental a las actividades agropecuarias del país. Pero su estancia no fue todo lo delicioso que se quisiera, según declaró a este periodista durante la visita que le hice a principios de año a su residencia en Bonao.
Recordó que a mediados del año 1976 él y otros técnicos de la estación arrocera sufrieron el acoso constante de miembros de los servicios de inteligencia del Estado porque inexplicablemente una variedad local de arroz de alto poder germinativo llegó a los campos de Cuba, lo que desató la de “Belén y los Pastores”. Esto, dijo, motivó que algunas autoridades del sector agropecuario lo marginaran e “inclusive ni me tomaban el teléfono”.
Hsieh se entregó en cuerpo y alma a establecer una estación experimental arrocera en Esperanza, Mao y otra en El Pozo, de Nagua, pero el proyecto fue retrasado por falta de recursos. Ni siquiera un vehículo tenía para realizar los viajes oficiales. “Yo estaba en desgracia total”, afirma. Y refirió que ante tal situación un grupo de productores decidieron comprarle un automóvil de trabajo que le permitiera continuar con su labor de asistencia en el campo, “pero siempre bajo el cuidado discreto de algunos agentes de seguridad”.
Otro momento difícil que tuvo que enfrentar fue a principios de 1991, al negarse a complacer una “solicitud” que le hizo el recién llegado embajador de su país, Wang Cheng, que estaba en Colombia, y que ante la negativa el diplomático solicitó y obtuvo su salida del cargo.
Para la ocasión el secretario de Agricultura era el ingeniero Nicolás Concepción. De Nada nada valieron, dijo, las sugerencias y peticiones de las autoridades locales para que se revocara la disposición.
Por último, el genetista chino recordó que a mediados del año 2010 un incendio destrozó el proyecto de bambú y frutales que levantó en Quita Sueño, Haina, provincia San Cristóbal, y que el respaldo recibido fue tímido, “y si alguna reacción favorable surgió fue producto de la buena cobertura que le dispensaron los medios de comunicación”. Pero, añadió, “las autoridades diplomáticas y consulares de mi país brillaron por su ausencia”.
Los valiosos aportes del doctor Hsieh al campo dominicano deben permanecer siempre en alto en el corazón de los productores nacionales, especialmente los que se dedican al cultivo de arroz y vegetales orientales. Por pura coincidencia “gracias” en el idioma chino se pronuncia con el mismo apellido del especialista fallecido “hsieh-hsieh”, según me refirió en su oportunidad.

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