LONDRES (AFP).- Ramos de flores de británicos anónimos y una ceremonia religiosa celebrada ayer, jueves, en Londres recordaron a la princesa Diana al cumplirse el noveno aniversario de su muerte, en París, el 31 de agosto de 1997, con tan sólo 36 años.

El homenaje a Diana se llevó a cabo como todos los años ante las verjas del palacio de Kensington (oeste de Londres), que fue su residencia oficial tras divorciarse del príncipe Carlos de Inglaterra, en 1996. “El recuerdo de Diana no ha desaparecido”, dijo el sacerdote Frank Gelli, que celebró la ceremonia al aire libre y ante un centenar de anónimos admiradores de la princesa fallecida.

Los dos hijos de la pareja, el príncipe Guillermo, de 24 años, y el príncipe Enrique, de 21, han recordado a su madre “en privado”, precisó el servicio de prensa del Palacio del heredero del trono británico. Ambos son alumnos de la prestigiosa escuela militar de Sandhurst. Guillermo está actualmente de permiso mientras que Enrique realiza un período de entrenamiento en Dorset (sur de Inglaterra).

Carlos de Inglaterra y su segunda esposa, Camilla, pasaron la jornada en el castillo escocés de Balmoral, la residencia de verano de la familia real británica. Ante el palacio de Kensington, la asociación “Diana Circle” pidió que el décimo aniversario de la desaparición de la princesa, que se cumplirá en 2007, sea “una jornada muy especial” en Gran Bretaña.

Entre las propuestas de la asociación figura la celebración de una misa por Diana de Gales en la catedral londinense de Saint Paul.

Los aniversarios, así como la muerte en sí de la princesa ya no ocupan las portadas de los diarios británicos, excepto en el caso del Daily Express, que tiene una tirada diaria de 835.000 ejemplares.

Este periódico publica todos los lunes desde hace 468 semanas que la muerte de la princesa en París no fue accidental. Por su parte, el dirario Daily Mirror (1,66 millones de ejemplares) pidió este jueves “terminar con esta explotación de Diana”.

Diana murió junto con su compañero sentimental, Dodi Al Fayed, y el chofer de ambos, Henri Paul, cuando el vehículo que este último conducía se estrelló contra un pilar del túnel parisino del puente del Alma, en el centro de la capital francesa. El único superviviente fue el guardaespaldas, Trevor Rees-Jones, que resultó gravemente herido.