Recuerdos médicos de ayer y mala  política

Recuerdos médicos de ayer y mala  política

Resulta que este conflicto entre el sindicato de médicos y el Estado, me ha traído recuerdos de otros tiempos –no necesariamente mejores en todos los sentidos- en que los médicos eran  buenos sacerdotes, convencidos de que habían adoptado una profesión de alta exigencia y de moderada retribución por su ejercicio.

    No tengo quejas en cuanto a los médicos –pocos, gracias a Dios- con los cuales he tenido contacto y relación en mis años, ya que fue a insistencia de mi esposa que a los sesenta años de edad me sometí a uno de esos estudios de amplio espectro y asustantes aparatos electrónicos que le escudriñan a uno las entrañas. Encontré buenos médicos, gentiles y humanitarios. Vamos, que tuve suerte. Pero en realidad la situación de los médicos que no han realizado postgrado en famosas universidades extranjeras y carecen de medios para instalar  costosísimos equipos en elegantes consultorios, su situación –repito- es dramática. Apenas ganan para mal vivir esos que trabajan en instituciones estatales, que, por otra parte, carecen de lo esencial para dar servicio a los pobres que se  arrastran hasta estos hospitales, que se “remodelan  y modernizan” más a menudo de lo que manda el buen sentido, pero sin mantenimiento ni adecuada provisión de medicamentos esenciales para su efectiva función.

   El tira y jala entre el Colegio de médicos y el Gobierno, parece un diálogo de sordos. No humorístico sino trágico, porque quienes sufren las consecuencias son los más pobres ciudadanos, que se arrastran en la miseria y la desesperanza.

   No se trata de un asunto de mal entendimiento de lo que es Política. Se trata de la perplejitud  ante una incomprensión política  manifiesta en ambas partes: Médicos y Gobierno.

     Todas las teorías políticas exitosas se basan en técnicas de dar y recibir. No disponemos de espacio para ofrecer ejemplos, pero no creo que hagan falta. Todo lo que funciona bien se basa en un intercambio, no en un unilateranismo. No me explico de dónde se le ha ocurrido a grupos en disputa, que pueden triunfar basados únicamente en sus intereses.

   Recuerdo los médicos que conocí en mi infancia y juventud. ¡Cuánta respetabilidad generaban! Algunos llegaban a tener aroma de santidad.

Ciertamente eran otros tiempos y los pecados humanos eran vistos y juzgados con criterios que establecían niveles de aceptación moderados pero severos juicios para la conducta  desorbitada. Eso ha terminado. Día a día presenciamos conductas escandalosamente inmorales…y cada vez nos indignamos menos, nos sorprendemos menos, estamos  vacunados contra la justa reacción a las injusticias.

    Dicen que la podredumbre moral, el desprecio por la dignidad y la virtud es algo que abarca y arropa el planeta. Aun si fuese cierto, no es excusa.

   Quien carezca de los altos valores que demanda la profesión médica, debe estudiar otra carrera.

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