Recuerdos y retrato de Facundo Cabral

Recuerdos y retrato de Facundo Cabral

Conocí a Facundo Cabral en 1997, apenas a unas cuadra del teatro del Hotel Lina, en Santo Domingo, una hora antes de su concierto, caminando a pie, a unos pasos del cantautor hasta que minutos antes de su entrada al edificio del teatro nos dirigimos unas palabras, para mi inmortales. Por las respuestas que recibí, quedó claro que yo era el perfil del público que él esperaba en el anfiteatro.

El Hotel Lina está situado a casi medio kilómetro del Teatro Nacional, y como era su estilo los recorrió a pie, junto a un amigo que no pude identificar. Usaba las mismas  ropas del día anterior en la que los medios de comunicación lo habían entrevistado y le habían hecho preguntas sobre su salud (estaba en franca recuperación, pero tenía fotofobia, que padeció hasta el día de muerte), los años con la Madre Teresa de Calcuta, en fin, entrevistaban al filósofo y al artista.  

Fue juglar, bohemio, profeta, y el mejor emisario de la paz; debió recibir un Nobel de la Paz, pero la verdad es que obtuvo en vida muy pocos reconocimientos, aunque no los necesitó. La tremenda libertad con la que vivió y cantó, le impidió ser apoyado por los líderes de los gobiernos.

Nació en Tandil, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Siempre tenía la costumbre de mencionar su amado pueblo, a su madre Sara, la pampa, y sobre todo, el gaucho; su barba característica y actitud de la soledad, la vida de limitaciones y necesidades es la misma de ese personaje rural de la Patagonia argentina.

Fue un excelente payador, folclorista, muchas de sus anécdotas tendrán un encanto para siempre. Nos introdujo siempre a payadores como Cafrune, Atahualpa Yupanqui; con Alberto Cortés, le oí algunas payadas a dúo, o contrapunto.

Tagore, Ghandi, Borges, Madre Teresa en Calcuta; Arthur Rubinstein, García Márquez, Juan Rulfo, Octavio Paz, fueron sus preferidos y los recordaba con inigualable genialidad, haciendo de ellos célebres recuerdos y anécdotas.

Dios también estuvo siempre en sus composiciones. En los últimos tiempos hizo popular la frase: “No estás deprimido, estás distraído”, debido a que creía que el hombre está abrumado por la soledad, y alejado de Dios.

Facundo Cabral, el trovador americano más importante del siglo XXI no habría muerto si hubiese hecho lo que siempre lo caracterizó: Decir no, a la oferta de llevarlo al aeropuerto.

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