Recuperación nacional y solidaridad

Recuperación nacional y solidaridad

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
El pasado jueves 8 el presidente Fernández pronunció un emotivo mensaje de concientización y de motivación nacional, en donde expresó de manera patética el desastre que le produjo a la Nación y a todos sus sectores el paso de la tormenta Noel, en el último fin de semana de octubre, dejando tras de sí huellas de muertes, pérdidas materiales de consideración y gran desconcierto inicial en los responsables de enfrentar tragedias.

Al fijar en 8 mil millones de pesos, el monto requerido para los trabajos de recuperación, el presidente Fernández detallaba el gran desastre que ha sufrido la infraestructura de las obras públicas de la nación, aparte de enfatizar la urgencia para reubicar a millares de personas ubicadas en las riberas de los ríos, asentadas allí a nombre del populismo y de la irresponsabilidad de los gobiernos que ha tenido el país desde que desapareciera la tiranía trujillista.

Realmente la situación es crítica, cuando hay tantas necesidades que se han puesto al desnudo al paso de las aguas de los ríos desbordados, que hacía años no experimentaban crecientes en sus cauces ya que no recibían tal volumen de agua, arrasando con todo lo ubicado en sus orillas. Quedaron en muy mal estado muchas carreteras, canales y acueductos, requiriendo rápidas y costosas rehabilitaciones, por la demanda y desesperación de la gente exigiendo atención inmediata.

Indudablemente las autoridades han respondido con inusitada vitalidad y dedicación, en especial para rehabilitar las carreteras, redes eléctricas y acueductos, lo cual demostró que cuando dejan de lado su accionar politiquero, pueden trabajar. Pero ahora exhibirán como el logro del gobierno y de su partido la rapidez con que se abrió paso hacia el Sur y el Cibao, demostrando la eficiencia de una gestión; ese aval cuenta para el proceso pre-electoral en el cual está inmerso el país, estando la ciudadanía como testigos maltrechos por las aguas de Noel.

El país no ha quedado tan maltrecho como cuando el huracán David y la tormenta Federico lo azotaron en septiembre de 1979, en que la avalancha de destrucción fue severa en la capital, San Cristóbal y Baní, pero ocurrió la recuperación, y en pocos meses, ya los políticos habían vuelto a sus andadas y le hicieron la vida imposible al presidente Guzmán que nos gobernaba en aquel entonces.

Con el huracán George el daño mayor como siempre estuvo localizado en el sur de la república, con el arrase de propiedades y de vidas que produjeron los ríos San Juan y Yaque del Sur, aguas debajo de sus presas de Sabaneta y Sabana Yegua, con ríadas colosales, inundando varias poblaciones cercanas a Barahona, en donde Tamayo y Vicente Noble llevaron la peor parte, pero ahora, gracias al muro que fue construido soportaron con seguridad, no así Jaquimeyes y áreas vecinas.

Jeannie bautizó a esta gestión peledeísta en septiembre del 2004, sus aguas y vientos se ensañaron con la región oriental, destruyendo varios puentes e incomunicando a esa región por varios días, afectando al turismo, donde algunos resorts estuvieron cerrados por varios meses, pero ahora con Noel no ocurrió ningún percance en las zonas turísticas, por lo que esos atractivos centros de descanso continuaron ofreciendo sus servicios.

No hay dudas que por delante hay una gran tarea de recuperación. Es loable que se haya dispuesto de esos RD$8 mil millones, con lo que se le hace frente al problema mayor que es la reubicación de miles de familias, para apartarlas de las orillas de los ríos que ocupan de manera ilegal desde hace años y con la complacencia de los gobiernos. El impacto de la tragedia de Noel obligará a los políticos a ser más responsables y no ser tan complacientes con infelices que se exponen a la muerte al vivir por años a orillas de ríos, cañadas y arroyos.

En el caso de Villa Rivas y Arenoso con el Yuna la situación es muy parecida a la de New Orleans con el río Missisipi, ya que es una zona baja y tarde o temprano se deberá pensar en protegerlas con diques que operen como ocurre en la ciudad americana, que al suceder la tragedia del Katrina fue evidente que hubo descuidos en el mantenimiento de esos diques. Para el acceso seguro y permanente a San José de Ocoa se deberá pensar en un viaducto o puente elevado al estilo del Mauricio Báez en el Higuamo, ya que de otras maneras con cortes, terraplenes y rellenos de taludes pronunciados no se asegura la estabilidad de esa zona afectada por una peligrosa falla geológica. Así pues el presidente Fernández contará con el apoyo nacional para el plan de recuperación, siempre y cuando los planes y estrategias políticas no desplacen sus buenas intenciones.

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