Recuperemos nuestros ríos

Recuperemos nuestros ríos

El 14 de marzo del 1997 la International Rivers instituyó el Día Mundial de Acción en Defensa de los Ríos y en contra de las represas. Y es que son precisamente estos ecosistemas fluviales los que han sufrido una regresión más acelerada de su extensión y calidad en las últimas décadas, con el consiguiente perjuicio para los hábitats y especies que acogen.
Durante siglos hemos adaptado el medio fluvial a todas y cada una de las necesidades de la humanidad. El periodo que atravesamos en la actualidad coincide con el aumento de la demanda de agua, la invasión de los cauces de los ríos por edificaciones, cultivos y la modificación de sus cursos naturales mediante obras de acondicionamiento, y sobre todo la degradación de la calidad de sus aguas.
La sociedad dominicana no está consciente de la situación en que viven nuestros ríos, la contaminación de sus aguas es el principal problema medio-ambiental del país. Esta falta de consciencia impide que la misma sociedad además de exigir una solución, pida poder ser parte activa en la recuperación del medio ambiente fluvial. Si bien es cierto que existen numerosas organizaciones que realizan actuaciones sobre los ríos, en muchos casos carecen de la necesaria coordinación con los organismos correspondientes, de manera que el trabajo desarrollado no tiene los resultados esperados.
En el informe de la WWF titulado “Los 10 Ríos del Mundo en Mayor Riesgo”; se pone de manifiesto la agonía de los mayores ríos del mundo (Danubio, Ganges, Nilo, Río Grande, Yangtzé) a manos del cambio climático, la contaminación y la infraestructura construida sobre ellos. Similar condición experimentan nuestros principales ríos (Yaque del Norte, Nizao, Yuna, Yaque del Sur, San Juan, El Higuamo, Mao y otros, que ya no son ríos, sino cauces secos o cañadas pestilentes). La situación de estos ríos simboliza la crisis global del agua dulce, que venimos denunciando desde hace muchos años confiado en que, como empieza a suceder con el cambio climático, algún día se admita el problema del deterioro de nuestros ríos y se arbitre una respuesta contundente y coordinada por parte de la administración pública y la sociedad civil en su conjunto.
Definitivamente hemos perdido el afecto a los ríos. Solo pensamos que frente a la sequía hay que construir más presas, que no podemos permitir que el agua de los ríos se pierda en el mar; que debemos protegernos de las inundaciones con nuevas presas, estas son, por desgracias, afirmaciones que seguimos escuchando con demasiada frecuencia. Definitivamente nos estamos olvidando de los ríos. Por eso, necesitamos un cambio en la forma de gestionar el agua y de intervenir en los ríos, que pasa necesariamente por hacer una importante inversión en la restauración y la participación de todos los interesados, no solo de los usuarios, para lograr un buen estado de conservación de nuestros ríos.
Todos tenemos una obligación moral de no hipotecar el futuro. Mantener la salud de nuestros ríos como salvaguarda de nuestra propia salud debería ser el objetivo fundamental de la gestión de los recursos hídricos del país.

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