Recursos a las manos

Recursos a las manos

Decisiones  al alcance para apoyar la agricultura e influir en el abaratamiento de precios de alimentos deberían ser tomadas sin esperar a que esté listo  un Plan Nacional contra las alzas del petróleo. ¿Cómo se explica que si  las autoridades tienen gran preocupación por los problemas que afectan a la agricultura, la pecuaria y la comercialización de productos  han permitido que infraestructuras del propio Estado, como son los silos y almacenes de Inespre, valorados en más de mil millones de pesos, permanezcan en total desuso?  No es de ahora  que la presión crítica de los precios del crudo y de materias primas importadas constituye un desafío para el país. El gobierno debería  enmendar el oneroso descuido de desaprovechar una capacidad instalada  que sería útil  para propiciar la estabilización de precios. 

Otra grave omisión ha consistido en dejar inconcluso, y considerablemente avanzado  en su construcción, el Mercado de Mayoristas de Santo Domingo, un importante  proyecto financiado con ayuda externa para cumplir una tarea crucial en la organización eficiente de la intermediación de una buena parte de la producción  del campo. Y todo porque el Estado  ha faltado a su obligación de erogar contrapartidas que representan solo una fracción del costo total de la obra.  Ciertos desaciertos locales agravan los problemas que llegan de fuera.

Bajo  poder adquisitivo
No se correspondería con la realidad ni con el sentido  de justicia excluir una revisión de salarios mínimos entre  los correctivos que requiere  la economía para contrarrestar los efectos del alza del petróleo. El trabajador, que es un elemento clave de la producción, lo es también del consumo. Padres y madres  golpeados por los encarecimientos de la nueva realidad con la misma intensidad que a las industrias y a los intermediarios. El pago por los servicios que prestan los asalariados no puede quedar como el único factor de costo que no varía en tiempos tormentosos en los que todo cuesta más, incluso alimentarse, transportarse, vestirse ¡existir!

El colmo es que se alegue que los salarios no deben subir porque  se elevaría la demanda y habría inflación, un despiadado  criterio con el que parece preferirse que haya estabilidad de precios aunque mucha gente haya visto desaparecer aun más su capacidad de satisfacer necesidades básicas.

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