Recursos humanos

Recursos humanos

En nuestro país, el comportamiento de la relación oferta-demanda de recursos humanos está sujeto a particularidades que inducen a percepciones inexactas en relación con abundancia o déficit de gente preparada en determinadas disciplinas.

En determinadas coyunturas, la demanda de recursos humanos calificados tiene como blanco a técnicos o profesionales de ramas en las que hay poca oferta. En otras coyunturas, la falta de demanda hace percibir una sobreabundancia de gente preparada en disciplinas profesionales o técnicas, sin que la situación sea fruto de una sobreoferta.

Un ejemplo típico es el caso del crecimiento vertiginoso del turismo, que en sus principios llegó a desbordar la capacidad de la oferta de personal calificado, pero de ningún modo se podría  decir que hay exceso de personal especializado en turismo simplemente porque haya llegado la cíclica “temporada baja”.

Otro ejemplo es el de las zonas francas, cuya demanda de personal calificado en materia textil llegó a desbordar la capacidad de la oferta, sin que se pueda decir ahora que debido a la aguda crisis  del sector, tengamos sobreabundancia de personal con esta preparación.

Por otra parte, las condiciones de precariedad económica  de la familia y los altos costos de la enseñanza superior o técnica han determinado una merma en la incursión de jóvenes en carreras largas para preferir, por pura lógica, carreras de corto término que los habiliten para integrarse al trabajo en el menor tiempo posible.

Del mismo modo, son muchos los que cursan carreras profesionales, pero que por razones económicas y poder costear sus estudios se ven precisados a trabajar en disciplinas diferentes a las que estudian y en las cuales permanecen aún después de graduarse.

II

Las reflexiones anteriores tienen por objetivo alertar a las autoridades en el sentido de evitar que sean las percepciones, y no los estudios de campo, las que les lleven a limitar en las universidades los tipos de carreras bajo el supuesto de que hay sobreabundancia de profesionales en equis ramas.

La atención oficial, en cambio, debería dirigirse a mejorar sustancialmente la calidad de la enseñanza en los niveles primario, intermedio y secundario, para evitar que vayan a parar a las cátedras universitarias bachilleres con serias lagunas y deficiencias de preparación.

Es en esos ámbitos en los que el país tiene sus peores lastres, tanto por baja calidad de la enseñanza en estos niveles como por el alto índice  de deserción.

Hemos dicho antes y reafirmamos ahora que no hay manera de justificar nuestra deficitaria inversión en materia de educación, a pesar de que hay inversiones cuantiosas en áreas no tan prioritarias.

También, la atención oficial debería ocuparse de incentivar la preparación de jóvenes en ramas técnicas especializadas, de tecnología avanzada, cuya demanda comienza a tomar cuerpo en nuestro país gracias a inversiones que el propio gobierno ha logrado atraer desde el exterior en base a las garantías jurídicas mejoradas por instrumentos como los TLC.

Los países más prósperos no son necesariamente los que tienen más  recursos naturales, sino los que aprenden a explotar y administrar adecuadamente lo poco o lo mucho que tienen en base a buena capacitación y creatividad.

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