Red férrea nacional

Red férrea nacional

UBI RIVAS
Aunque en realidad el país requiere a gritos una red férrea que encabestre las inconductas ciudadanas, a granel, a diario, por todos los sectores sociales por igual de desaprensivos, en la ocasión se trata del anuncio formalizado el nueve del presente mes por el ingeniero Diandino Peña, director de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), de que se proyecta construir una red ferroviaria nacional.

Eso anunció el competente y eficaz ingeniero de los diseños grandilocuentes, como los túneles que ejecutó en la primera administración del presidente Leonel Fernández, tan criticados por algunos sectores siempre dolientes por intrascendencias, y que a la vuelta de menos de un lustro pagaron con creces su inversión con el ahorro de combustibles.

Una red ferroviaria nacional resulta un imperativo no de ahora, sino desde hace una veintena de años cuando el parque vehicular inició una escalada tremebunda que hoy, en un país sin orden en nada, deviene en un pandemonium para la organización correcta del tránsito.

El parque vehicular actual es enorme, con solo 30 mil carros destartalados en un 90% fungiendo de concho, y unas 65 mil “voladoras”, autobuses de diferentes capacidades de transportar pasajeros, que por el apelativo con el que fueron rebautizados por el decir popular, revelan la inconducta con la que se desplazan, con gravísimo peligro para los pasajeros.

Además de los gobiernos todos haber permitido el monopolio de dos bandos de dizque sindicatos que impiden que cualquier pretenda enrolar un autobús en las rutas sin su consentimiento, no puede, y si intenta, lo queman, y si el conductor no pone pronto los pies en polvorosa, pues con él y todo lo queman.

Una red ferroviaria nacional que en un gran bus terminal en un lugar pre-establecido y pre-seleccionado, ordene el transporte nacional.

Una ruta hacia el Este que alcance hasta Bávaro, al oeste (sur) SJM-Barahona-Pedernales, al nor-este Monte Plata-Samaná/SFM y al Cibao Central Bonao-La Vega, Moca-Santiago de los Caballeros, Puerto Plata, Cruce de Guayacanes, algunos poblados de la Línea Noroeste que podrían determinarse cuáles, Montecristi, Manzanillo.

El anuncio de esta colosal obra se estima concluiría entre medio siglo y un siglo. Es demasiado esperar.

Constructoras de algunos países con experiencia ferroviaria, Japón, Reino Unido, España, Francia, Estados Unidos, Bélgica, Alemania, Holanda, Rusia, China, podrían ejecutar ese proyecto en un tiempo muy reducido.

Si se endosa la obra por tramos a una compañía constructora y otro tramo a otra, el tiempo podría abreviarse muchísimo y la obra, en consecuencia, concluída en un plazo muy reducido.

Las obras para construir el inaplazable proyecto ferroviario debe entenderse que será en concesión y por concurso, de manera que en lo primero, el contribuyente no esté obligado a participar en una obra que al final de las empresas recuperar sus inversiones e intereses, ésta pase automáticamente a ser posesión del Estado dominicano.

En segundo término, para despejar la menor suspicacia de manejos turbios y/o favoritismo.

Cero empréstito ni aval por el Estado a las constructoras, aprendiendo la lección de la historia con el contrato para propósitos similares concedido al gobierno del presidente Ulises Heureaux para construir el ramal ferroviario Sánchez-Villa Riva, SFM, Santiago, Las Lagunas-Puerto Plata y que resultó un escándalo.

Los precios de los combustibles, vehículos, gomas, repuestos, no bajarán de precios jamás, y en esa coyuntura, al proyecto ferroviario del ingeniero Diandino Peña debiera elevarse a la categoría de urgencia nacional. Ya.

Seguiré con el tema trascendental.

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