Krach viene a completar el círculo que inició Pompeo el 16 de agosto
El subsecretario estadounidense Keith Krach realiza gira por Brasil, Chile, Ecuador, Panamá y RD en campaña para bloquear el sistema 5G de Huawei en aras de una “red limpia”.
En Brasil las 4 principales operadoras rechazaron reunirse con él. Bolsonaro retoza ideológicamente con Trump manteniendo a China como aliado y acaba de firmar con un consorcio chino la construcción del puente más largo de América Latina.
En Chile no se supo que Piñera lo recibiera. Hace pocas semanas el presidente anunció una licitación, sin exclusiones, para iniciar la red 5G. Meses atrás Pompeo visitó Santiago y poco después Piñera visitó China. Pompeo, mortificado, declaró a CNN que “es el Presidente de una nación soberana, él decide a quiénes ve, dónde viaja”.
Hablaba de un hombre muy de derecha y muy amigo de Washington, pero que valora los intereses nacionales sin temores. (La visita de Kracha Chile coincide con la desclasificación en EEUU de documentos que exponen como Nixon ordenó derrocar a Allende).
Para RD nadie puede dudar de la importancia de las relaciones de EEUU para el país. En muchas ocasiones he señalado que ojalá pudiéramos multiplicar por 10 los vínculos e intercambio con ellos, pero que, ineludiblemente, debemos trabajar por multiplicarlos por 50 con el resto del mundo, incluyendo a China, de manera que sostengamos una relación creciente con EEUU pero cada día menos dependiente.
Diversificar, atendiendo solo al interés nacional nos hace más independientes de cualquier poder y ello significa más dignidad.
Ahora el señor Krach viene a completar el círculo que inició Pompeo el 16 de agosto, estertores de un gobierno agonizante.
La incursión China por “puertas traseras” no ha pasado de sospechas, todo pasa por un intenso y nebuloso imaginario de los señores Trump y Pompeo, sin embargo, de EEUU sí está comprobado. ¿O no? ¿Olvidamos las decenas de miles de cables de wikileaks destapando “escuchas” hasta de líderes aliados? ¿Y las denuncias de Edward Snowden?La Casa Blanca cubre con el manto de la “seguridad nacional” su campaña contra tecnológicas chinas con Huawei a la cabeza, su “demonio” predilecto, no porque realmente sean amenazas para la “seguridad” de Estados Unidos, sino amenazas para sus empresas.
Para “convencer” un informe oficial del Departamento de Estado del 10 de noviembre dice que EEUU “tiene fondos monetarios disponibles” para los aliados que elijan comprar infraestructura de telecomunicaciones de “proveedores fiables”, que por supuesto son estadounidenses.
Nueva fórmula de capitalismo trumpíano-pompeianodonde se sustituye la libre competencia, que si debiera ser “limpia”, por chantajes y amenazas sucias. Plantear el problema como asunto de “seguridad nacional” brinda un doble beneficio: justifica anular la competencia despejando el camino para sus empresas y, por otro lado, resulta un recurso poderoso para presionar, o chantajear, sugiriendo que no tomar en consideración la preocupación de un “amigo” sería un gesto inamistoso y los más vulnerables, no importa lo que realmente piensen, lo aceptan. El dinero históricamente ha tenido la capacidad de comprar voluntades.