Red vial necesita mantenimiento

Red vial necesita mantenimiento

POR GERMAN MARTE
El ingeniero Pedro Delgado Malagón afirmó ayer que la República Dominicana necesita invertir más dinero en el mantebnimiento de su red vial, que es de aproximadamente cinco mil kilómetros de carreteras principales y doce mil kilómetros de caminos vecinales.

Delgado Malagón, ex secretario de Obras Públicas, dijo que la red vial dominicana es de una proporción bastante alta, en comparación con otros países de la región.

Expresó que precisamente la falta de mantenimiento es uno de los fallos más importantes que tiene el país, y al cabo de ocho o diez años hay que rehabilitar vías a un costo muy alto.

«El país debería hacer un esfuerzo para organizar el mantenimiento vial», pues se trata de un activo muy importante cuyo valor se estima en cerca del 30% del Productor Interno Bruto, un costo muy alto, expresó Malagón al ser entrevistado por HOY.

No obstante, Malagón destacó que el gobierno de Leonel Fernández ha emprendido un plan intenso de pavimentación de las calles de la ciudad de Santo Domingo.

ESLABONES QUE FALTAN

Si bien el país cuenta con una buena red vial, Malagón entiende que todavía faltan eslabones importantes  y entre ellos destaca la carretera Santo Domingo-Samaná (desde la autopista Las Américas hasta Rincón de Molinillo) que permitirá llegar desde la Capital a Samaná en menos de dos horas. Esta obra, junto al aeropuerto internacional de El Catey contribuirá sobremanera al relanzamiento de Samaná, al punto de convertirlo en uno de los pueblos más importantes del país. Esta obra fue concesionada al Consorcio Autopista del Nordeste, de capital dominico-colombio. Y se ejecuta a un costo de US$145 millones.

Otra carretera importante que también está pendiente es la autopista El Coral, en su último tramo desde La Romana a Punta Cana, y que permitirá llegar a Punta Cana en menos de dos horas. Esta obra también fue concesionada a un consorcio dominicano y tiene un costo de US$240 millones.

Con esas dos grandes obras y otra que se está planteando, que es ampliar a cuatro carriles la autopista que va de Navarrete a Puerto Plata, «tendríamos los tres polos turísticos del país conectados con carreteras de primera magnitud. Esta obra costaría de US$120 millones.

Malagón se mostró decididamente a favor de las concesiones para la construcción de carreteras, pues considera que el Estado tiene otras prioridades.

Dijo que la idea es que consorcios privados se encarguen de construir las carreteras y cobre por su uso a los que por ellas se transporten.  «El que usa una carretera es un hombre que tiene ciertos privilegios y puede pagar por ello, como paga el teléfono o la luz».

«La idea de la carretera gratuita debe ir desapareciendo de nuestras mentes», afirmó el ex funcionario. 

LA CARRETERA INTERNACIONAL

Otro proyecto que está pendiente y del cual se está hablando es la ampliación de la carretera internacional a lo largo de la frontera dominico-haitiana, que conectaría el norte con el sur.

Indicó que la idea es que la vía no sólo sea económica, sino también que sea una suerte de delimitación geopolítica, pues lo que hoy se denomina carretera Internacional no tiene más de 40 kilómetros, de Bánica a Elías Piña, «un tramito», pero después no hay carretera que comunique directamente desde Dajabón hasta Jimaní.

EN SANTO DOMINGO

En cuanto al caos que tradicionalmente ha habido en el transporte en Santo Domingo, Malagón entiende que la solución es que el gobierno se limite a regular el servicio y a garantizar su calidad, y que deje el manejo del negocio completamente en manos de empresarios privados, como ocurre en el transporte interurbano, donde no hay inversión estatal, y funciona apropiadamente.

En su opinión, la solución básica al caos en el transporte en Santo Domingo sería dejar en manos del sector privado las rutas «y el gobierno dejar de comprar autobuses para  regalárselos a los sindicalistas, para hacer demagogia y unos autobuses que luego nadie paga y que se deterioran rápido porque a nadie les duele».

Piensa que si se subastaran las rutas y se hiciera una organización seria, con rutas definidas, en las que el gobierno garantizara la calidad del servicio, pero dejara que el sector privado administre el negocio en un régimen de libre mercado como ocurre en muchas partes del mundo. Subrayó que son pocos los países del mundo que tienen los problemas de transporte que tienen los dominicanos.

«Aquí hay dos cosas insólitas: el problema de la basura y el transporte, eso está resuelto en la mayor parte de las ciudades del mundo», expresó Malagón.

Manifestó que en el país la gente no quiere pagar el transporte, porque se acostumbró a que el Estado subsidiara el servicio donando guaguas, entonces el chofer no tiene que recuperar la inversión, ni se preocupa por ello, porque sabe que el próximo gobierno le va a dar otra guagua o va a exonerar la que ya entregó.

Subrayó que las personas tienen la percepción de que cuando hay competencia los precios tienden a subir, «pero no es así».

La prueba de ello, subraya Malagón, es que el transporte interurbano -en el que el gobierno no se mete- funciona perfectamente y no hay inversión estatal, pero ofrece servicios de primera categoría y buenos autobuses.

«Yo creo que ese modelo podría trasladarse a la ciudad. Podría seguirse ese modelo, en que el Estado no interviene», manifestó Malagón.

EL TRANVIA

El tranvía es un sistema de transporte costoso, pero es el que tiene mayor capacidad operativa, porque mueve un gran volumen de pasajeros, como si fuesen muchas guaguas, una detrás de la otra, explica el ex funcionario.

Sin embargo, en cuanto al proyectado tranvía en Santo Domingo, Malagón dijo desconocer los pormenores del proyecto.

«A mí me simpatiza la idea del metro, pero no tengo información al respecto, pero en principio siempre es una idea de progreso, una ciudad con un metro es un síntoma de que estamos avanzando», dijo.

No obstante, advirtió que habría que ver los costos económicos y sociales de la obra.

Concomitantemente, debe habilitarse la flota de autobuses y organizar las rutas, pues un sistema de tranvía no excluye a los autobuses, ya que ambos sistemas son complementarios.

A juicio de Malagón, el gobierno pasado no se interesó en organizar el transporte, pues se limitó a comprar guaguas para dárselas a los sindicatos y hacer clientelismo.

«Vamos a esperar que en este gobierno a ver si en este gobierno se hace un esfuerzo serio», pues para resolver el problema del transporte hace falta, además de dinero, voluntad política.

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