Redes sociales: entre luces y sombras

Redes sociales: entre luces y sombras

Parte I
En tiempos modernos, cada vez más, se requieren de estrategias avanzadas de motivación que puedan crear fuertes vínculos con el consumidor. Así llegan a nosotros, diariamente, redes sociales como Facebook y Twitter con informaciones y mensajes interesantes, alimentando nuestra necesidad de estar conectados e interactuar con estas redes, compartiendo y comentando.

Las redes sociales, que apenas surgieron hace diez años, influyen en nuestro comportamiento como individuos, grupos o sociedades. Intensas investigaciones psicológicas, publicadas en la revista académica Computer-Mediated Communications y en “Ingeniería inversa de las redes sociales” de Robert Geihl, indican que el éxito de las redes sociales llegó con poco esfuerzo porque cumplen con las necesidades humanas de comunicarse en un entorno social, político y económico buscando, como meta final, desarrollar deseos cada vez más elevados.

Ciertamente, la inserción de instituciones y empresas a las redes sociales aumenta el alcance de sus marcas. Un estudio, insertado en la revista Forbes concluyó que un 53% de los estadounidenses que siguen marcas en redes sociales son más leales a estas. Asimismo, permiten que empresas e instituciones adquieran nuevos clientes, puesto que el uso de las redes las humaniza y nutre su entendimiento de la experiencia que ofrecen.

Además de crear vínculos más duraderos con sus clientes, las redes sociales, utilizadas responsablemente, optimizan procesos en el entorno laboral. Una investigación del Queens University of CharIotte explica que aquellas personas nacidas entre 1946 y 1964 o boomers (40%), la generación X (46%) y la generación Y (50%) opinan que las redes sociales aumentan la productividad, ya que estas plataformas estimulan la colaboración y el trabajo en equipo. Cabe recalcar que existen empresas que utilizan una red social interna y no una red convencional para así evitar distracciones.

De ahí que ya constituye una necesitad, de cualquier empresa o institución, estar presente en las redes sociales, lo que las lleva e invertir en estrategias de mercadeo, desarrollo e información a través de ellas. Según una encuesta realizada por la universidad de Duke, en los próximos cinco años, la inversión de empresas en redes sociales aumentará un 128%.

No obstante, los usuarios deben conocer cómo estas estrategias de mercadeo influyen en sus comportamientos. Instituciones y empresas diseñan sus sofisticadas técnicas de persuasión cimentadas en datos específicos sobre nuestras interacciones en la red. Estas bases de datos asisten a pequeñas, medianas y grandes empresas, contribuyendo a crear experiencias personalizadas y son primordiales en el crecimiento explosivo de emprendimientos modestos, articulados a la Computación en la Nube y el Big Data que han disminuido, drásticamente, las barreras de entrada y eliminado, igualmente, la economías de escala.

Debemos destacar la impresionante campaña electoral de Obama en el 2008. En ella se utilizaron las redes sociales para difundir información, ganar soporte e involucrar a los votantes, alcanzando cinco millones diferentes de seguidores potenciales en quince redes sociales, creando así una profunda revolución. En la “Primavera Árabe” del 2011, las redes sirvieron de escenario contra los regímenes políticos autócratas y corruptos del norte de África y Medio Oriente.

¿Qué ocurre cuando la información que recibimos está destinada a programamos?
Lamentablemente, la invasión de la privacidad y las cuentas falsas han tomado un rol importante en las redes sociales. Estas últimas son utilizadas para difundir diversos mensajes. Estos “usuarios” son vendidos para crear una ilusión de aprobación y satisfacción. De acuerdo con Christo Wilson de la Universidad Northeastem, uno de cada 20 usuarios de Twitter es falso y en Facebook, uno de cada cien. Por tan solo centavos puedes comprar un “me gusta” en Facebook o seguidores en Twitter. Las redes sociales tienen un impacto tremendo en el desarrollo de instituciones y empresas.

Concluyo con las palabras de Tom Goodwin: “Uber, la compañía más grande de transporte, no tiene vehículos. Facebook, la más famosa red social, no crea contenido. Airbnb, la red más grande de acomodación hotelera, no posee inmuebles. Algo interesante está pasando».
Investigadora asociada: Natalia Dorca.

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