Reducción de impuestos, ¿para quién?

Reducción de impuestos, ¿para quién?

MARIEN ARISTY CAPITÁN
Cuando vi el anuncio a doble página el lunes pasado, confieso que comencé a leerlo casi con miedo puesto que nadie se siente cómodo al ver un aviso de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) a todos los contribuyentes.

Posteriormente, al ver que hablaba de la eliminación de 17 leyes de impuestos y la reducción de las tasa de cuatro leyes impositivas, mi susto se transformó en sorpresa y tranquilidad: por fin, me dije, deciden darnos un pequeño respiro.

Al leer con detenimiento el anuncio, sin embargo, mi percepción cambió completamente. Y es que, en lugar de reducir los impuestos que pagamos todos los contribuyentes, esta decisión beneficia a muy pocos.

Podemos comenzar, por ejemplo, con impuestos que son hasta desconocidos por muchos ciudadanos: el impuesto sobre la venta de boletos de espectáculos públicos, el de los fondos formularios vendibles, el de la expedición de certificados de aprobación para la venta de alimentos para animales o el de la expedición de certificados para adquirir, importar o vender material explosivo.

Otros impuestos interesantes que eliminaron es el de los sellos para las sentencias de divorcios, para la inscripción o registro de tierras, para los honorarios de los secretarios de servicios judiciales y para la naturalización dominicana. También el de los sellos pro parques para la expedición de certificaciones, licencias y permisos, entre otros.

Por otra parte, y esos sí me figuro que beneficiará a muchos, está la eliminación de los impuestos sobre documentos (certificaciones, licencias, permisos y otros conceptos cobrados a través de sellos) y sobre la expedición y venta de los certificados médicos. También el de sacar copias o extractos sobre actos del Estado Civil.

Continuando con la eliminación, tenemos que el del impuesto adicional de un 12% sobre el producto de Impuestos, Tasas y Contribuciones, el aplicado a los productos etílicos producidos en el país (ron, ginebra, whisky y cerveza dominicanos, para ser exactos), el de los sellos que pagaban los fabricantes de bebidas alcohólicas importadas (supongo que ese le tocaba a los importadores, más bien), el adicional aplicable a la producción de bebidas alcohólicas producidas en el país (sí, los productores de bebidas resulta que pagaban dos impuestos distintos) y el impuesto a los envases de las bebidas gaseosas fabricadas en el país.

Pasando a las reducciones de tasas, se redujo el impuesto a las transferencias inmobiliarias, de un 4.3 a un 3%; el de los traspasos de motor, de un 3.3 a un 2% sobre el valor del vehículo transferido; el de la constitución de compañías, de un 1.83 al 1% y el de los aumentos de capital, de un 1.83% a un 1%.

Respecto a la razón que motivó esta rebaja, supongo que tiene que ver con impresionante superávit que alcanzó el gobierno: RD$13,653 millones, lo que representa RD$6,100 millones más de lo que le exigía el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Portándose como todo un niño bueno, el gobierno superó casi todas las tareas que le impuso el Fondo. Tan sólo falló, como era de esperarse en un país en el que a la gente no le gusta pagar los servicios y mucho menos los «deservicios», en lo relacionado con el cobro de las facturas de las empresas distribuidoras de energía eléctrica.

Con estos resultados, como anunció con bombos y platillos el Banco Central, tendremos un horizonte seguro para el mantenimiento de la estabilidad macro-económica en la segunda mitad del año 2007.

Al ver esto, y agradeciendo la rebaja de casi diez pesos que ha experimentado la gasolina en las últimas dos semanas, me hago la pregunta de rigor: ¿esa estabilidad se verificará en nuestros bolsillos, o contrario a lo que siempre sucede, se quedará en los hermosos números del gobierno?

Si nuestra estabilidad personal irá a la par de la mayoría de las eliminaciones y reducciones de impuestos, será difícil. Más bien todo parece una treta para agradar a los que más pesos tienen porque, no podemos olvidarlo, hay que ir preparando el terreno para la «bonanza» que llegará de cara a las próximas elecciones. Al fin y al cabo, como siempre, hay que garantizar la victoria final.

 

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