Reelección es tragedia y corrupción

Reelección es tragedia y corrupción

La reelección presidencial y el continuismo inconcluso han resultado tragedias y corrupción conforme edifica la historia vernácula.  Está demostrado que los pormenores reeleccionistas nuestros son una secuela de tragedias y desgracias mayúsculas, como fueron los casos de Buenaventura Báez, que inició el protervo vía crucis de nuestra deuda externa con el contrato de Harmont del 01-05-1869 y que redimió 77 años más tarde el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo el 01-10-1947, refrendado el 09-08-1951 y que ascendía a RD$9,271,855.55 conforme refiere don César Herrera en su formidable obra De Harmont a Trujillo, páginas 225-6.

La reelección del presidente Ulises Heureaux, el terrible Lilís, condujo al país por crímenes y fusilamientos “provisionales” hasta que se averigüe “el caso”, desaciertos económicos, fiesta de endeudamientos, como ahora, ilegitimización de la moneda nacional, la bancarrota económica a la que se unció Ramón Cáceres la prédica hogareña de que fue Lilís quien tramó el asesinato de su progenitor, Manuel Altagracia Cáceres, Meme, cuando en realidad fue obra siniestra de Cesáreo Guillermo.

La tiranía del generalísimo Trujillo, continuista empedernido, amoral, nos trajo la esquilmación de los agricultores del Este de sus tierras para cederlas por cohecho a la South Porto Rico Sugar Company, luego Gulf & Western y hoy Central Romana de la familia cubana Fanjul, el robo del déspota de miles de tareas para incorporarlas a su hacienda Fundación y una fortuna en inmuebles superior a los US$800 mm que el presidente Joaquín Balaguer esfumó.

La Era de Balaguer pisó a fondo el acelerador de la corrupción que inició post-Trujillo el gobierno espurio del Triunvirato presidido por Donald Reid Cabral, crímenes y deportaciones de opositores, cárcel, asesinato de Manolo Tavárez, porque la reelección es corrupción y desgracia nacional traumática.

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