Reencuentro con los creadores

Reencuentro con los creadores

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Son muchas las necesidades que han pasado los grandes creadores de la humanidad, pero más grandes han sido las satisfacciones que ellos han experimentado al crear sus obras maestras. Recuerdo muchos pasajes leídos en muchas obras, de encuentros  como los que en algunas ocasiones la vida me ha proporcionado, ver a un escultor, un pintor, o  un poeta o un filósofo, en sus  horas de éxtasis.  Recuerdos inolvidables en el transcurso de la vida. He tenido mucha suerte, que me tocaron eminentes profesores y  amigos pintores y poetas Carmen Natalia Martínez, Celeste Woss y Gil, Vela Zanetti, Pedro Mir, el poeta filósofo Andrés Avelino,  o aquellos  encuentros furtivos con el poeta Fabio Fiallo,  cuando era casi un niño o aquella visita a Islas Negras, donde el inmenso Pablo Neruda,  los cuales  me señalaron el camino al cultivo de la lectura, la escritura y la poesía. Sólo Dios, puede a una persona común hacerle un regalo de esa magnitud. Por eso insisto que debemos proteger nuestros artistas y demás creadores, si en verdad, deseamos un país inmensamente grande.  Busquemos  un  encuentro con nuestros creadores, para darles vida y existencia verdaderamente segura, para que estos cientos o miles de hombres  y mujeres puedan cumplir con sus dignas tareas, pues si nos dedicáramos a evaluar  su tiempo, la historia dominicana sería otra.

Seámos prudentes, sólo el que experimenta el acto de la creación de un soñador puede comprender y evaluar la historia  de la creación. Sólo los que alcanzan a saborear el deleite del instante del nacimiento de una obra de arte, puede decir he vivido, no estoy soñando, estoy en presencia de la lucha por la libertad humana. Esa es la más grande conmoción universal de la que se puede ser testigo, lamentablemente, vivimos en un mundo materialista y sólo somos capaces de comprender lo que tenemos a la vista y nuestros sentidos. No entendemos que “un verso hermoso es como arco que se desliza sobre nuestras fibras sonoras”. Cuando un país renuncia a su misión cultural, siempre aparecen ó surgen hombres y mujeres o jóvenes soñadores,  decididos a reemplazar a los

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