Reestructurar el territorio (y 2)

Reestructurar el territorio (y 2)

Para concluir nuestra reflexión sobre el territorio dominicano, queremos destacar algunos puntos que nos parecen neurálgicos y recurrentes: 1º La zona fronteriza del país, como la zona a atender: es la más pobre, la que pierde más su población, porque recibe menos inversiones, del sector privado y del Estado. No existe en las políticas de desarrollo desde muchos años. Y como la acción municipal es incipiente, la vida y la reproducción de las familias dominicanas en la zona se transforman en una hazaña cada vez más difícil: la población envejece, los haitianos ocupan la zona rural abandonada. El carbón y el contrabando son las únicas fuentes de ingresos. 2º El bosque, los suelos, la agricultura son inseparables y en lugar de crear centros de investigaciones sobre la protección contra incendios forestales, preservación de los suelos, de la biodiversidad, con el mantenimiento de la presencia humana y de una agricultura adaptada a cada situación, ese tema desde los 80 es tratado ideológicamente.
La deforestación y el agua hoy son tratadas con fines políticos. Más difícil es construir infraestructuras duraderas, asegurarle mantenimiento, controlar el almacenamiento del agua, sus fugas y más difícil todavía es implementar políticas solidarias de repartición entre el campo y la ciudad o combatir el proceso de desertificación de algunas regiones. Lo imposible hasta ahora fue el control de las extracciones de materiales de construcción que perpetúan una industria de la construcción anticuada, obsoleta y depredadora. 3º Las áreas protegidas tienen políticas erróneas de manejo, no tienen límites fijos y menos aún zonas de amortiguamiento como no pueden esconder sus contradicciones con el poder. 4º El Distrito Nacional: expresión del modelo de desarrollo, irracional, despilfarrador de recursos -tierras y capital- y concentrador a la vez de -capitales y población-. Las torres, elevados y túneles por un lado, por otro, los barrios marginales de la Capital, son los espacios construidos por poblaciones movilizadas de su lugar de origen. Hoy esos barrios están en tierras centrales y envidiadas. 5º Las obras y la resiliencia: Al hacer un recuento de las obras, el jefe de Estado citó la cantidad de kilómetros de carreteras que se construyó y los pisos de tierra que se debe eliminar. Nada sobre la calidad de las obras frente al cambio climático, las adaptaciones necesarias, los costos de carreteras que casi siempre son Reconstrucciones. Se mencionó una proyectada Ciudad Juan Bosch y una amenaza sobre La Ciénaga-Los Guandules, espacios de lujo, hoy. Porque el país no tiene centros de investigaciones sobre construcción-resiliencias-territorio, como era el CII-VIVIENDAS, -desaparecido, por no supervisar, por construir mal y con materiales de mala calidad, no resistentes y no duraderos, por tener malas prácticas constructivas, por no tener códigos modernos, ni ética profesional, por no estudiar a profundidad la ubicación, el terreno, el clima, la vegetación, tenemos hoy, poblaciones mal ubicadas, expuestas y sin atención que ven sus vidas y sus obras en permanente reconstrucción. Un despilfarro.

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