En su reciente visita a Libia, el presidente Leonel Fernández refirió que su homólogo libio, coronel Muammar El Gadhady, se interesó en construir una refinería de petróleo en el puerto de Manzanillo o Puerto de Libertador, que así es como se llama oficialmente, el de mayor calado del país.

Empecemos porque la provincia de Montecristi, de la que es parte Puerto Libertador, fue declarada Polo Turístico por el presidente Salvador Jorge Blanco mediante ley 241 del 30-11-84.

Posteriormente, el presidente Hipólito Mejía consagró la provincia de Montecristi como Parque Nacional en virtud de la ley 64-00.

Claro que esos dos considerandos legales pueden variarse y excluir a Puerto Libertador tanto del Polo Turístico como del Parque Nacional, porque las supremas conveniencias de la República así lo consideren y determinen.

No es la primera vez que se anuncia la intención de construir una refinería de petróleo en Puerto Libertador, que también se denomina Pepillo Salcedo, en homenaje a uno de los adalides supremos de la Guerra Restauradora, general José Antonio Salcedo, fusilado cobardemente por el general Gaspar Polanco.

Inclusive un aventurero criollo ya fallecido, Enrique Reyes Carrión, fue promotor de un supuesto Puerto Cristal o Hong Kong del Caribe, con sede matriz en el 300 North Dakota de Sioux Fallas, Dakota del Sur. Toda una patraña.

Ahora la cosa es diferente, pues proviene del líder libio que desde 1969 controla el poder absoluto en Libia, cuando derrocó por un golpe de Estado al Rey Idris I, estableciendo la República Yamahiriya Arabe Popular y Socialista.

Pepillo Salcedo y Montecristi merecen un despegue grande a un añejo sueño, y la refinería que aspira el coronel Gadhafy podría concretizar ese anhelo grande y profundo. Esperemos.

En el ínterin, un alborozo pletórico y augurioso y el salmodio de los muecines alabando a Alá.