Reflejo de  la riqueza  museográfica nacional

Reflejo de  la riqueza  museográfica nacional

En París se celebraron recientemente los Encuentros Internacionales de Museos del Consejo Internacional de Museos, mejor conocido por sus siglas inglesas ICOM, donde la filial dominicana estuvo representada por su actual presidenta, Hilda Abreu de Utermohlen y la directora del Museo de la Resistencia, Luisa de Peña, miembro del Consejo ejecutivo del ICOM y anterior presidenta del ICOM dominicano.

Este evento, de índole mundial, se celebra anualmente con cientos de delegados  como “Reuniones de Junio”, que -expresa Hilda Abreu- “ofrecen la oportunidad de intercambiar con expertos del ICOM de todas partes del mundo en las sesiones generales y en talleres de discusión en grupos pequeños”.  Recordemos que el siglo XX vio ampliarse enormemente el panorama museístico y definir sus metas. Fue en 1946 cuando se creó el Consejo Internacional de Museos, que ha ido rigiendo la conservación de las colecciones y ha puesto el acento sobre las funciones públicas, culturales y didácticas.

Cabe señalar que el ICOM-DO, -Comité Nacional Dominicano- fue fundado en 1977 en Santo Domingo por el arquitecto Eugenio Pérez Montas, y  ha seguido una trayectoria ascendente. La dinámica asociación, que por cierto continuamente ofrece interesantes noticias, cuenta con 71 miembros activos, varios de ellos perteneciendo también a la Asociación de Críticos de Arte.  Importante es mencionar  que esa agrupación profesional ocupa un lugar muy destacado en el organismo internacional, y que, gracias a Luisa de Peña, se le ha aprobado una publicación imprescindible, que concierne al tráfico ilícito de piezas de colección y objetos patrimoniales.

El museo dominicano. La asociación de museos dominicana, en crecimiento muy satisfactorio con profesionales de valía, se reconoce y se considera internacionalmente como “sustancial”. Celebró  sus asambleas –ordinaria y luego extraordinaria-, con notable éxito, durante el pasado mes de mayo, en la Casa de la UNESCO. Núcleo asociativo realmente ejemplar, con planes y programas trazados según las pautas del ICOM, corresponde a la riqueza museográfica, en distintos puntos del territorio nacional, sin duda extraordinaria dentro de la región caribeña.

República Dominicana tiene muchos establecimientos museales, si un museo se define (André Gob) como una institución multifuncional bien identificada, según una tipología estable, en un lugar o un edificio construido, en torno a una colección de objetos que expone, conserva y estudia, variando la exposición entre presentación permanente y temporal, con dimensiones sociales y un papel educativo. El alcance de la colección de arte, accesible al público, no ha dejado de crecer y seguirá creciendo, ya que el museo suele edificarse alrededor de una colección de objetos y de obras de arte, hasta el punto de que esta lo puede originar y delimitar. Ese fenómeno epocal nos concierne también,

Ahora bien,  República Dominicana está colocada entre los países de categoría 3 y 4, o sea los “más desfavorecidos” –¡nos sucede lo mismo en la Asociación Internacional de Críticos de Arte!-. Esperamos que esa clasificación mejore, en la medida de que los muy magros presupuestos –nos referimos a las instituciones oficiales– aumenten y que la asistencia del público sea mayor y permanente. Esos dos problemas deben ser resueltos, aparte del progreso de la educación en ese renglón, en el contexto escolar –público y privado–.

Visitar un museo no debe verse como un pensum y una actividad secundaria sino como alegría y parte curricular: no siempre es el caso entre nosotros. El museo debe valorarse como un agente de cambio social y de desarrollo, puesto que colecciones permanentes patrimoniales reposan conservadas en sus muros y que las exposiciones temporales multiplicadas aun carecen de suficientes locales… Sucede sin embargo que nuestros museos en general deben encontrar cual es su valor de futuro. ICOM-DO contribuye a esos objetivos y concienciación.

Ciertamente, museos e instituciones patrimoniales ayudan a comprender la historia –en Santo Domingo, el recién creado Museo de la Resistencia lo testimonia especialmente–  y a situarse en el ambiente cambiante de hoy.

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