Son muchas las veces que me he preguntado como seria la perdida de la libertad para aquellos que por una mala acción intencional o casual deben permanecer, sino toda, una gran parte de su vida recluidos en una cárcel pagando por su culpabilidad.

Y reflexionaba si será por falta de amor al prójimo o a si mismos por lo que muchos acaban con otras vidas, en algunos casos llevándose la suya, sino a la vida eterna, a un encierro para siempre como muerto en vida. Y me pregunto, por qué vuelvo hoy de nuevo a hacer esta reflexión?

La causa es el aislamiento y cuarentena a la que un virus, una minúscula y microscópica partícula ha sometido al mundo poniéndolo de rodillas ante sus garras de muerte y para la que aún no tenemos cárcel para que pague por todos los crímenes que comete arrebatando la vida a personas inocentes.

Cierto es que nacimos para vivir, aunque al final morimos y que desde siempre la muerte busca ayuda para poder realizar la tarea que le encomendaron al surgir o crearse este universo. Por eso son muchos los medios que utiliza y parece ser entonces que este y otros microorganismos son ejecutores contratados por la muerte para su fin.

¡Y vaya rey sin corona, aunque le llamen Coronavirus!

Resulta un misterio como cada cierto tiempo aparecen estas plagas malignas que terminan con una parte de la humanidad, al igual que sigue siendo un misterio el origen del universo. Las diferentes teorías acerca de su origen no han podido ser realmente demostrables por los que las siguen o sustentan.

¿Pero a quien o a que culpar cada vez que una de estas plagas azota el mundo? Ya que no podemos encarcelar esta pandemia del Coronavirus para que pague su culpa, solo nos queda esperar que los científicos logren con éxito detener lo más rápido posible a este entrometido virus que arroja muertes sin compasión.

Mientras tanto debemos aceptar el encierro preventivo y reflexionar sobre la importancia de acatarlo por el bien de todos dado el fuerte impacto económico, social y psicológico de estas duras, pero necesarias medidas restrictivas, que buscan limitar la expansión del virus y la protección además de los que necesariamente deben atender los contagiados a riesgo de su propia vida.

Así será positiva esta dura privación temporal de libertad que impacta a unos más que otros y al mundo en general, en cuanto al desarrollo normal de las actividades productivas, con sus consecuencias negativas principalmente en los sectores más carenciados.

Cuidándonos unos a otros, aportaremos un granito de arena a la salud de este planeta. Recuperación para los afectados, paz a los que ya volaron a lo infinito y resignación para sus familiares y relacionados.