Reflexionando

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Virtudes del mar: Queriendo el creador amigar entre sí las naciones, no quiso que una sola tuviese todo lo necesario para el uso de la vida, por la necesidad que tienen las unas de las otras, las de reconciliarse entre sí. Y así, la mar, puesta en medio de las tierras, nos representa una gran feria y mercado, en el cual se hallan tantos compradores y vendedores, con todas las mercaderías necesarias para la sustentación de nuestra vida. Porque como los caminos que se hacen por tierra sean muy trabajosa, y no fuera posible traer por tierra todo lo que no es necesario, proveyó el Creador de este nuevo camino, por donde corren navíos, pequeños y grandes, uno de los cuales lleva mayor carga que muchas bestias pudieran llevar, para que nada faltase al hombre ingrato y desconocido. (V. P. F. Luis de Granada).

El antivalor de lo absurdo: El más célebre de los templos que se erigieron a Diana fue el de Efeso, que pasaba por ser una de las siete maravillas del mundo; su construcción duró doscientos veinte años, y contribuyó a costearlo toda el Asia Menor. Dicen que fue el primer templo sostenido por columnas y capitales; tenía doscientas veintisiete, y cada una había sido costeada por un rey.

Su largo era de cuatrocientos veinticinco pies, y su ancho de doscientos veinte. Sus puertas eran de ciprés y la armazón de su techumbre de cedro. Estaba adornado de estatuas y pinturas de un valor incalculable. Eróstrato, que era un hombre oscuro, pero muy vano, por el necio afán de que hablasen de él y fuese nombrado en la historia, prendió fuego a aquel magnífico templo la misma noche en que nació Alejandro el Grande. (Fernán Caballero).

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