Se puede apreciar que en la sociedad dominicana ha surgido preocupación por la necesidad ineludible de hacer reajustes en la estructura tributaria. Ciertamente el país se encuentra ante el dilema de encontrar fórmulas que le permitan incrementar sus ingresos y no recargar aún más el costo de la vida, de ahí que se piense en mirar hacia eventuales nuevas fuentes. Sin embargo, no creo que nadie en su sano juicio se le pueda ocurrir en generar desincentivos a un sector, como el de zonas francas, con un impacto crucial y estratégico en las potencialidades de desarrollo. Debemos recordar que en estricto rigor económico el esquema de zonas francas es “anormal” y que la lógica económica seria que pudiese trabajar en condiciones de eficiencia excelente sin que tuviera que disfrutar de privilegios; la ausencia de esas condiciones aquí y en las demás naciones que han recurrido a esa estrategia, justifica su existencia. Desde el punto de vista de estrategia se debe trabajar en la dirección de igualar el ambiente de funcionamiento de las zonas francas para toda la economía nacional, pero eso no se consigue con un decreto. La Organización Mundial de Comercio – OMC – las ha condenado a muerte fijándole fecha de defunción en varias ocasiones pero teniendo que revivirlas una y otra vez y no desaparecerán mientras que los países que en alguna medida dependemos de ella nos sea imposible renunciar a su presencia, salvo la decisión de suicidarnos.
Según estimaciones propias tomando como referencia los datos de la Balanza de Pagos 2015 del Banco Central, las exportaciones del país pasaron de 6814.7 miles de millones de dólares en el 2010 a 9523.3 en el 2015 (tras una reducción de 3.8% con relación al 2014 por la contracción en la economía global). Entre el 2010 y el 2015, periodo de crisis en el mundo, las exportaciones aumentaron en un 40%, correspondiéndole a las ZF un incremento del 31.4% y al resto de la economía 53%. Eso está bien, no hay nada que lamentar porque la parte de la economía nacional se haya dinamizado. No obstante, en 2015 las exportaciones de ZF representaron el 58% del total exportado, expresión de su peso en el comercio exterior. Nacionalmente se debe alcanzar un mejor provecho de los cinco TLC de que dispone la economía nacional, a saber: DR-CAFTA, EPA (con Europa), América Central, CARICOM y Panamá. El 80% de nuestras ventas internacionales operan en condiciones de libre comercio. Mirando como un todo las exportaciones del país, la estructura de las mismas es mayoritariamente industrial por la incidencia de las ZF, ello lo ha reconocido el Banco Mundial. Si miramos las estadísticas de manera “racional” con los números “al derecho”, descubriremos que estamos muy lejos de aprovechar el CAFTA en todo su potencial, lo cual es igualmente válido para el EPA.
En términos de exportación, generación de ingresos a la economía y empleo las ZF tienen una relevancia estratégica. Escrudiñemos bien por dónde incrementar la recaudación fiscal.