Reflexionando sobre los magos del oriente

Reflexionando sobre los magos del oriente

KEDMAY T. KLINGER BALMASEDA
Viene el Día de Los Reyes Magos,  por lo que quiero señalar ciertos aspectos que considero relevantes de esa tradición.

Para aquellos padres que consideran que sus “niños” ya no son tan niños para ocultarles la verdad, les diría que el momento idóneo para desvelar el “secreto” no va acorde a una edad específica, sino cuando se considere que ese Ser es suficientemente maduro para entender las tradiciones culturales y religiosas.

Debe entablarse una conversación en cualquier otra época del año, enfocada a estas tradiciones, ya que para aquellos niños que creen ciegamente en los Reyes Magos, superar esta realidad supone un mal trago. Pueden interpretarlo incluso como que sus padres le han mentido. Ahí los padres deben explicar que no es una mentira ni engaño, sino una forma de hacer que los niños tengan ilusión para reforzar con entusiasmo importantes valores, como la bondad, el respeto al otro, la honestidad y la dignidad que forman parte de la creencia en los Reyes Magos.

 Los padres con hijos aún bajo esa creencia, es vital no condicionar los regalos a algo que no es real, es decir, no debemos basar la llegada de los Reyes a dependencia de la conducta de ellos. Los niños y niñas saben que Los Reyes van a venir, se porten bien o mal. Debemos expresar que estos regalos son para conmemorar unas fechas tradicionales en nuestra cultura, no como recompensa por un comportamiento.

En verdad, tristemente, todo eso que en verdad se buscaba con esta creencia y con la celebración de la llegada de Los Reyes se ha pisoteado y ha demolido los principales valores que se intentaban inculcar, provocando hoy en día el surgimiento del síndrome de la ‘Hipertrofia Juguetera’, porque los padres piensan que si no le hacen a su hijo los mejores regalos, es como una frustración para el niño, que se va a sentir menos que sus compañeros en el colegio.

Suele surgir competencia entre padres por ver quién es el que da el mejor juguete a su hijo, lo que conlleva a una situación de angustia por las fechas navideñas. El juguete del niño no tiene que ser caro, tiene que ser seguro y adecuado a sus necesidades y a su desarrollo físico y emocional. De lo contrario, sería ceñir a los niños en la rueda del consumismo, de ahí la importancia de que los padres participen, aconsejen y colaboren en la redacción de la Carta de sus niños a los Reyes.

Recuerden que un niño o niña puede llegar a saturarse de regalos. Cuantos más juguetes tengan, menos jugarán con ellos y menos ilusión les hará. Tan malo es no tener nada como tenerlo todo. No tenemos que ser todos iguales. Más les valdría a los padres educar en el consumo y no en el consumismo, se debe aprovechar para regalar algunas cosas que necesiten, y sí, también, alguna que les haga ilusión, pero con medición. Hay que considerar que el precio que pueden pagar por ver una cara ilusionada unos segundos puede ser tener unos niños y niñas con una resistencia a la frustración muy baja. Niños y niñas que no entenderán de normas y límites.

Si los padres enseñan a los niños a ser coherentes, a saber que no todas las cosas se pueden tener -aunque se pidan a los Reyes Magos- lo que están haciendo es educarles en un espíritu serio respecto al consumismo. Esos niños serán luego adultos responsables con el consumo de energía, el cuidado del Medio Ambiente, el gasto innecesario… en definitiva, personas que formen una sociedad más responsable y exigente.

El materialismo, por desgracia, es el pan de cada día en nuestros hogares. Las familias están rotas o están demasiado ocupadas, y el espacio afectivo va dejando paso a productos y más productos; lo que sostiene que el materialismo es un «virus» que estamos inoculando a nuestros hijos.

Los niños crecen pensando que la felicidad se puede comprar. La avaricia, el culto a la propia imagen, la falta de empatía y humildad hacia los demás…  esos son los valores que transmite nuestra cultura. Las depresiones, la obesidad o la anorexia son algunos de los síntomas de esta enfermedad que golpea cada vez a edades más tempranas.

klinger_psicología@yahoo.es

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