Reflexiones a la Zurda: La Duquesacracia

Reflexiones a la Zurda: La Duquesacracia

Carlos De Peña Evertsz

Cracia, del griego Kratos (gobierno), es el sufijo utilizado para dotar de significado a distintas acepciones del ejercicio del poder. Democracia, aristocracia, burocracia, teocracia, tecnocracia, meritocracia, son algunos de los conceptos relevantes extraídos de una larga lista de usos (y abusos). Recientemente, a esta diversidad y riqueza gramatical se ha incorporado una nueva forma de gobierno, endémica de la insularidad caribeña, la Duquesacracia, concepto que define el ejercicio del gobierno-vertedero, donde se depositan (y se ocultan)todos los desechos políticos de la ficción republicana.

La duquesacracia dominicana se expresa y concreta en la enorme cantidad de recursos públicos desperdiciados a lo largo de décadas por quienes estaban llamados a producir serias, profundas y definitivas transformaciones del Estado y de la administración pública nacional.

Reciclada la fachada institucional, digitalizadas las formas, controladas y compradas las matrices mediáticas, diseñada la impunidad en la justicia, ¿Pudo quedar algo para superar, por ejemplo, a Costa Rica, en materia de salud y seguridad social?, ¿Pudo quedar algo para preparar una generación completa de niños y jóvenes en un nuevo paradigma educativo?, ¿Pudo quedar algo para mejorar significativamente los salarios e ingresos de los trabajadores formales e informales, tras veinte años de crecimiento macroeconómico?

¿Qué se hizo con todo el dinero generado, financiado, cobrado y circulado en la economía nacional durante todos estos años?, ¿Estamos mejor preparados para enfrentar la crisis económica profunda que se aproxima en el mundo?

¿Por qué a nuestros ciudadanos les cuesta comportarse como sus pares asiáticos o europeos en materia de cumplimiento de las medidas de confinamiento y protección de contagios del virus?, ¿Qué fue lo que no aprendieron y que fue lo que sus autoridades no pudieron enseñarles?

La duquesacracia es nuestra pandemia autóctona, un virus que se come la institucionalidad, la ética y la visión de largo plazo, imponiendo mecanismos de reproducción de ventajas y acumulación de privilegios para una casta gobernante que se entiende por encima del bien y del mal.

Hoy, el humo de la basura quemada sin control ni sanciónbaña la ciudad que simula ser de primer mundo y donde vive y consume la mayoría de esa casta de poder y sus súbditos de beneficio colateral.El humo democratiza el crimen de lesa política y penetra en sus viviendas de lujo al mismo tiempo que le suma un riesgo más a la precariedad de la pobreza que sobrevive en la periferia urbana.

¿Pagaran los responsables?, ¿O los volveremos a reciclar como siempre?

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