Reflexiones a la Zurda: Democracia Primaria y Secundaria

Reflexiones a la Zurda: Democracia Primaria y Secundaria

Carlos De Peña Evertsz

Una democracia madura y desarrollada es un ejercicio cotidiano de decisiones colectivas sobre asuntos públicos relevantes. Desde el presupuesto mensual de un distrito municipal de pocos habitantes hasta una reforma constitucional o una rendición de cuentas, pasando por la revocación de un mandato presidencial, la democracia verdadera debe implicar la participación activa o representada de los ciudadanos y ciudadanas. Lo público debe ser materia de atenta y dedicada ocupación de todos los habitantes mayores de edad de un Estado-Nación.
En la realidad social dominicana esta concepción de la democracia nos es ajena, distante y utópica. La relación de la mayoría de los dominicanas y dominicanas con los intereses públicos está limitada a transacciones burocráticas (pago de impuestos, multas, emisión de pasaportes, certificaciones), relaciones como proveedor del Estado o vínculos politiqueros por favores de corto, mediano o largo plazo. Lo evidente es que la democracia dominicana sufre de atrofia de sentido común y crisis profunda de representación. Por eso la política no conmueve y lo que mueve es bajo una lógica comercial, de oferta y demanda económica, donde la pregunta “¿Qué me toca a mí?” sustituye al “¿Qué nos afecta a todos?”.
Los dominicanos y dominicanas no hemos sido educados para una democracia madura, no estamos preparados para los deberes que ella implica, somos ciudadanos con formación primaria en las prácticas del poder, y así pretendemos y simulamos tener instituciones y órganos de dirección con normas y procedimientos que sobrepasan nuestras disposiciones y vocaciones de respeto a fronteras jurídicas y a resultados que nos perjudiquen en lo particular para beneficiar a lo general.
En estos días estamos viviendo el clímax de las carencias y ausencias de nuestra democracia castrada, las facciones de la hegemonía morada se disputan a muerte la caja de privilegios que emana del uso y abuso de los recursos públicos. El Estado en todas sus aristas se ha convertido en elástico degradado que cada uno de los grupos en pugna hala a su antojo, uno de ellos con mayor ventaja que otro pues esta hoy en control de lo que el otro grupo estuvo por un periodo similar, en ambos opera la lógica de los partidarios de Horacio Vázquez, “O nosotros o que entre el mar”, en su marcha hacia la instalación de un régimen de fuerza con simulacro de libertades.
En unas semanas llegara octubre con sus primarias y luego mayo del próximo año con sus secundarias, mientras en medio de la confusión y la desesperación por vencer sin convencer, por llegar o quedarse, las dos facciones moradas reducen la democracia dominicana al grado máximo de analfabetismo funcional, un caso único de regresión de la practica política, llevándola de pantalones largos de adolescencia a pantalones cortos infantiles y en consecuencia a niveles bajos de rendimiento de lectura comprensiva, nadie comprende, nadie aprende, todo se vale, todo se compra. La democracia dominicana hoy es un “cajita feliz” de comida rápida, se compra, se traga y se evapora a gran velocidad sin pensarlo mucho, sobre todo sin pensarlo mucho.
– ¿Qué por quien voy a votar?, ¿Cómo así?, repítame la pregunta.
Dios nos ampare…