Reflexiones a la Zurda: El Ocaso Morado (1 de 2)

Reflexiones a la Zurda: El Ocaso Morado (1 de 2)

“Los miembros del PLD deben tener la calidad política que hace falta para dirigir este pueblo en la lucha por su liberación, y esa calidad no la tiene todo el mundo ni aquí ni en ninguna parte; la tiene siempre una minoría de hombres y mujeres que traen a la vida condiciones para dirigir y voluntad de servir al pueblo y después mejoran esas condiciones mediante el estudio y la práctica diaria”. Bosch, Juan. El Partido: Concepción, Organización y Desarrollo. Alfa y Omega. 1983.
Un partido político, en teoría, es una institución social cuyo propósito esencial es la administración del poder sobre los recursos públicos de un Estado. Esta administración debe servir para llevar al terreno de la realidad concreta de un país, su programa de gobierno, el cual se supone que expresa sus valores e ideas sobre la vida en común, la producción económica y el orden constitucional y jurídico. En la práctica, en clave funcionalista, los partidos políticos son comunidades de intereses en tensión y contrapeso, cuya dinámica esencial implica la competencia por extender o contraer el poder (como autoridad o capacidad) sobre otros.
Los partidos políticos dominicanos convertidos en mayoritarios en la pos guerra (El PRD y el PR) fueron un fiel reflejo de la sociedad dominicana de la época: Con escaso desarrollo democrático, poca conciencia colectiva y precarias condiciones materiales para las mayorías. El pueblo dominicano aprendió durante treinta años (y desde antes) a vincularse al poder y a lo público desde una relación de subordinación, temor y “veneración” a un caudillo al que la llamaban jefe, y a partir de 1966 y hasta 1996 lo haría a través de los partidos convertidos en esa comunidad de intereses rentistas alrededor del caudillo-Presidente o del caudillo-Opositor.
Juan Bosch, tras sufrir un golpe de estado, una guerra civil, una invasión extranjera y una derrota fraudulenta en las urnas, construye desde el exilio un proyecto teórico desde el cual trata de explicar la realidad social dominicana y formula una hipótesis para su transformación: Esta sociedad superara su atraso social y económico si la conduce un instrumento de liberación nacional que culmine la obra de Duarte. A su regreso del autoexilio, encontraría significativas resistencias en el PRD histórico, tantas a su juicio, que terminarían haciendo imposible utilizarlo como instrumento de sus intenciones éticas y pedagógicas. Lo abandonaría en 1973, con más de 60 años, para crear el PLD, el que si sería el instrumento definitivo al servicio del pueblo, por eso había primero que servir al partido para robustecerlo y prepararlo para la liberación nacional.
Durante dieciséis años (1974-1990), Bosch, se consagro a construir un proyecto político diferenciado de los partidos convencionales dominicanos, llamado a tomar el poder del Estado y desde el transformar la sociedad dominicana. Quiso replicar la organicidad de la iglesia y el ejército, la calidad por encima de la cantidad, impulso métodos de trabajo como la unificación de criterios, los esfuerzos concentrados, la venta del periódico Vanguardia del Pueblo, los círculos de estudio, para los cuales escribió folletos sobre historia y ciencia social. Todo esto en busca de convertir a un sector de la “pequeña burguesía” en la materia prima humana para lograr un gobierno de transformación profundo de los cimientos “dañados” de las instituciones estatales dominicanas.
El PLD, a través de su mística diferenciada del resto de partidos del sistema, creció exponencialmente durante esa década y media, hasta alcanzar la victoria en las urnas en 1990, impedida de concretarse por uno de los tantos fraudes electorales de nuestra pseudo democracia. ¿Qué le paso a ese PLD de Juan Bosch después de 1990?, Tal vez los que decían ser distintos, siempre fueron los de hoy. Más cantidad y menos calidad, más particular y menos general y sobre todo más servirse del partido para servirse del pueblo. Pero explicar eso a profundidad será materia de una segunda entrega.

Más leídas