Reflexiones a la Zurda: El Ocaso Morado (2 de 2)

Reflexiones a la Zurda: El Ocaso Morado (2 de 2)

Carlos De Peña Evertsz

Juan Bosch produce sus mejores obras de pensamiento social durante un ciclo aproximado de veinte años (1968-1988), al mismo tiempo que trata de traducir al terreno de la realidad concreta dominicana las hipótesis contenidas en las mismas, para eso concibe al PLD (1974-1990) como respuesta dialéctica al poder político convencional y su forma corrompida de dirigir las instancias del Estado dominicano. Su idea central sobre la liberación nacional, con la cual trataría de moldear al viejo PLD, es creada y recreada a partir del aparente distanciamiento oxigenado de la realidad contaminada, de un sector de la pequeña burguesía dominicana (Lo que hoy serían las capas medias) formado y preparado “para asumir el Estado” con honestidad, pulcritud y al servicio de los ciudadanos.
Sin embargo, casi como una premonición del presente; Bosch nos habla en un texto de 1980 de esa pequeña burguesía, (una de las tantas veces que lo haría a lo largo de sus publicaciones) enunciando lo siguiente: “…los pequeños burgueses de cualquier país del mundo, en especial de países subdesarrollados, son educados desde su más temprana edad en el individualismo agresivo porque la sociedad en que se forman les exige competir con todos los demás pequeños burgueses que a partir del momento en que empiezan a cobrar conciencia del medio que los rodea son empujados por ese medio a luchar como fieras para arrebatarles a otros los puestos que desempeñan o para impedir que los otros les arrebaten a ellos los que ocupan”.
Bosch fue un oráculo de lo que vendría, la realidad pos muro de Berlín y pos fraude electoral en los 90, impuso la condición de clase y el instinto de sobrevivencia, y la pequeña burguesía morada no se cuidó de las alertas que el sabio maestro vegano diera en 1982: “Los peledeístas deben mantenerse alerta contra el contagio que una actitud populista puede introducir en sus filas, y debe luchar a brazo partido para asegurarle al pueblo que lo que haremos en el gobierno si ganamos las elecciones se hará con fines de beneficios sociales, no personales. Por el camino de los beneficios personales se llega, y por cierto rápidamente, al establecimiento de una situación generalizada de privilegios, y de ese estado de privilegios se cae en la corrupción…”.
Las dos expresiones de poder del neopeledeísmo (sustituto del peledeísmo), el Danilismo y el Leonelismo (ahora o por ahora separadas) son la confirmación por excelencia de lo escrito por Bosch sobre la pequeña burguesía dominicana y su conducta de clase en su relación con lo público. Se encontraron con el Estado dominicano en 1996 y tuvieron que bailar bolero con los reformistas que colaboraron con su triunfo electoral en la repartición del botín, hasta que en los inicios del siglo XXI comprendieron la necesidad de mutar el instrumento partidario, del concepto de liberación nacional del colectivo a la liberación patrimonial de los particulares organizados en élite burocrática.
Hoy, de aquellos polvos estos lodos, mientras parece llegar la hora del epilogo, deteriorado y desmembrado el instrumento, enterrados los métodos de trabajo, encendidas las luces del teatro de la simulación ideológica, vista las caras de los actores sin maquillaje, llenas las cuentas bancarias, privatizado y secuestrado lo público, caídas todas las caretas al suelo, solo les queda huir del espejo, y esperar la pregunta-disparo frente al pelotón de fusilamiento, ¿Valió la pena servir al partido para luego servirse del pueblo?
Preparados…Apunten, disparen…

Más leídas