Reflexiones de Cuarentena Día 3

Reflexiones de Cuarentena Día 3

Él restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre. (Salmo 23:3)
Después de comer en verdes pastos, de beber en aguas tranquilas y de descansar rumiando su alimento, las ovejas deben seguir su camino. Y en ese caminar, a veces caen y se lastiman, se cortan con piedras filosas, se enredan en arbustos, se enferman y necesitan que su pastor las tome, las limpie, las sane y las restaure para poder seguir caminando.   Nosotros también, como ovejas del Buen Pastor después de recibir y meditar reposadamente en su Palabra salimos a enfrentar los retos y riesgos del mundo; y en nuestro caminar nos caemos, nos enredamos, nos cortamos, nos ensuciamos, nos enfermamos.  Nuestro pastor está dispuesto a levantarnos, limpiarnos y restaurarnos para poder seguir caminando.
A esto se refiere David cuando dice El (Señor) restaura mi alma. Restaurar es volver algo a su estado original.  David admitió que su alma a veces necesitaba ser restaurada. Cuando pecamos, necesitamos ser restaurados pero abogado tenemos para con el padre, quien nos perdona y nos limpia. Cuando caemos nos desalentamos y el pastor nos levanta y consuela. Cuando nos enredamos en los  afanes de este mundo El también nos toma y nos quita las espinas. Así que no nos resistamos y dejemos que el pastor nos restaure el alma, aunque a veces ese proceso pueda resultar doloroso.
El propósito de ser restaurados es habilitarnos para seguir nuestro el camino, y al respecto David dice:  (mi pastor) me guía por senderos de justicia por amor de su nombre.  Como ovejas de Dios necesitamos ser guiados porque no siempre conocemos ni escogemos el mejor camino. La comparación no puede ser más  apropiada porque las ovejas, al igual que nosotros, se extravían fácilmente porque son cortas de vista.
La humanidad se ha extraviado del camino y ha rechazado la guía del creador. En su falsa autosuficiencia prefiere andar por su propio camino aunque todas las señales le indiquen que no anda bien.  Dios dijo por boca del profeta Isaías: Todos nos hemos descarriado como ovejas; cada cual se apartó por su camino.  La misma creación gime con dolores de parto, esperando por su redención.
David, autor de este poema, se somete voluntariamente a la guía de su pastor quien (dice) me guía por senderos de justicia por amor de su nombre, en cuya expresión podemos identificar un guía, un método y un motivo.
El guía y pastor es Jesús.  El dijo mis ovejas oyen mi voz y me obedecen.  No tendría sentido profesarle como guía y andar en sus propios caminos.
Su método es guiarnos por senderos de justicia. El contexto sugiere que se refiere a vivir en forma congruente con  el pastor, imitándole, caminando por el camino de la santidad, el amor, la misericordia, y el perdón.
David declara que su pastor le guía por esas sendas con una particular motivación: por amor de su nombre; o sea, por compasión y misericordia hacia sus ovejas, no por méritos de ellas.
Así que los que son guiados por el mismo pastor que David, son muy dichosos. Tienen un pastor que restaura su alma cuando ha perdido su propósito; les levanta y les sana cuando lo necesitan.  Va delante de ellos y les guía por el camino de la santidad, el perdón, el amor, la misericordia, la mansedumbre.  Un pastor que actúa por pura gracia, a pesar de las imperfecciones de las ovejas.
Este período de aislamiento es una leve tribulación si se compara con la dicha de tener como pastor aquel que dio su vida por sus ovejas.  En medio de estas circunstancias,  encontremos espacio para ser agradecidos.

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