Reflexiones sobre la aventura de vivir

Reflexiones sobre la aventura de vivir

“No dejes que termine sin haber crecido un poco,
sin haber sido un poco más feliz,
sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie
te quite el derecho de
expresarte que es casi un deber.
No abandones tus ansias de hacer de tu vida
algo extraordinario…
No dejes de creer que las palabras, la risa y la poesía
sí pueden cambiar el mundo…
Somos seres, humanos, llenos de pasión.
La vida es desierto y también es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en
protagonistas de nuestra propia historia…
Pero no dejes nunca de soñar,
porque sólo a través de sus sueños
puede ser libre el hombre.
No caigas en el peor error, el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes…
No traiciones tus creencias. Todos necesitamos
aceptación, pero no podemos remar en
contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta el pánico que provoca tener
la vida por delante…
Vívela intensamente,
sin mediocridades.
Piensa que en ti está el futuro y en
enfrentar tu tarea con orgullo, impulso
y sin miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte…
No permitas que la vida
te pase por encima
sin que la vivas…” Carpe Diem de Walt Whitman
Parece que la fragilidad de la existencia humana nos obliga a pensar en la vida y sus laberintos.
Vivir la vida es una gran tarea, un desafío cotidiano.
A veces transitamos por los días, los meses y los años como simples autómatas. Hacemos lo que hay que hacer, nos alimentamos, nos vestimos, pero sin hacernos las preguntas sobre nuestra existencia y nuestra labor en este mundo lleno de conflictos y tensiones.
¿Qué significa vivir? ¿Dejar transcurrir el tiempo, dejar que el viento nos lleve sin preguntarnos a dónde nos lleva? ¿Acaso vivir significa ser parachoques de la corriente, e intentar redireccionar su curso? O como cantaba José Luis Perales ¿Ser caminante o ser camino? ¿Ser lluvia o ver llover? Yo prefiero el vuelo libre de las gaviotas que levantan sus alas para volar hacia cualquier destino.
Hace unos días mi amiga Marivell Contreras escribía a propósito de su cumpleaños. Poeta como es, mujer madura en plenitud y confianza, filosofaba sobre la existencia humana, pero, sobre todo, hacía un balance de su propia vida: “La vida no es una pieza maestra. La vida es más una carrera de obstáculos que un paisaje tranquilo y una bandera en la meta. (…) Yo también quise alguna vez ser perfecta y que mis caminos y cada paso fueran el testimonio de esa intención. Sin embargo, así no es el cuento. Vas caminando y tropiezas, intentas levantarte y alguien te da la mano y la tomas y cuando estás a punto de caminar otra vez, alguien pasa y te empuja. Regresas al cielo, de donde es más fácil mirar el cielo. Desde ahí, ves la sonrisa de Dios y entonces comprendes y te levantas sola. (…) Y vuelves a sonreír y llorar. Simplemente a ser. Celebro la vida que me ha golpeado tanto que me ha hecho fuerte.”
Cuando leí este texto que publicó mi amiga Marivell Contreras en su cuenta de Instagram, recordé una frase que mi padre no se cansaba de repetir a los hijos: “La vida es un largo camino lleno de obstáculos, y algunos te harán caer. Cuando caigas, levántate. Si te caes 100 veces, te levantas 101.” Esa enseñanza de mi padre la he tenido siempre presente.
Como he escrito en varias oportunidades, en el oficio de vivir encontrarás días de risas, otros de alegrías y muchos de lágrimas. Triunfarás a veces y fracasarás también otras tantas. Ying y Yang, la dualidad existencial, la complementariedad vital que nos hace reconocer la alegría, porque hemos tenido muchos momentos de tristeza. Caminamos, tropezamos, nos caemos y nos levantamos. Esa es la dinámica existencial que debemos asumir. Hay personas que al caerse les cuesta levantarse, y buscan todas las excusas del mundo para permanecer así, llorando sus miserias. Yo soy de las que creen que hay que llorar y enjugarse las lágrimas, levantarse y seguir.
Un amigo que es muy cínico y quizás algo frustrado por el dolor de sus propias heridas emocionales aún abiertas, porque no ha querido buscar la paz espiritual para sanarlas, me dijo un día que esa actitud mía ante la vida era el producto de que mi existencia estaba asegurada, que yo nunca había pasado trabajo. Al principio me dolió. Después busqué explicaciones para entenderlo. Me convencí de cuán equivocado estaba. Hay miles de ejemplos en el mundo, de gente que es capaz de vencer el designio maldito de la miseria y exclusión a fuerza de voluntad y lucha sostenida durante los años de su vida. Mi padre fue uno de ellos. Huyendo de la miseria de su aldea en la lejana China continental, se lanzó al mar siendo un mozalbete y puso rumbo a un destino desconocido, solo con la esperanza de un mejor futuro. Y lo logró. Así he conocido a otros, como la señora que hace mi vida más fácil con las tareas del hogar, una mujer buena, trabajadora y luchadora, que teje sueños para que sus hijos tengan una mejor vida que ella. Por eso hace pasteles en hojas en sus días libres para cubrir los pasajes para que puedan ir a formarse.
Todo está en la actitud que tengamos. Yo tengo mis preferencias. Espero que usted también. Yo elijo luchar y amar la vida en su grandeza y en sus nimiedades. Disfrutar lo grande y lo pequeño, soñar hasta el último aliento con la confianza de que alguien asumirá mis sueños para seguir batallando en el camino de la vida.

CAMINANTE, José Luis Perales
prefiero ser caminante a ser camino,
ser libre a ser esclavo,
ser beso a ser puñal.
Prefiero un campo de hierba mojada
a un campo de batalla
que huele a soledad.
Prefiero la luz del sol
al negro de una mirada,
prefiero una risa blanca
al dolor.
Prefiero ser soñador
a ser matador de sueños,
prefiero volar a ser cazador.
Prefiero un vuelo blanco de palomas,
sombra y luz,
tierra y mar,
me gusta la palabra Libertad.
(…)
Prefiero ser temeroso a ser temido,
ser lluvia a ser estío,
ser campo a ser ciudad.
Prefiero ser noche clara de luna
a ser la noche oscura
que mata de ansiedad.
(…)

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