Reforma  fiscal

Reforma  fiscal

Representantes oficiales que forman parte del grupo mixto que estudia la denominada propuesta de reforma fiscal, han sugerido que se graben todas las importaciones con un cuatro por ciento de su valor CIF, pagadero en las aduanas y a manera de anticipo compensable del Impuesto sobre la Renta.

La intención primaria manifestada por la Dirección de Impuestos Internos (DGII) es evitar las importaciones por empresas fantasmas o personas que traen mercancías y las venden con beneficios, sin que las mismas figuren o hagan declaraciones como contribuyentes, y por tanto sean competidores de los importadores registrados fiscalmente.

Con este método, desde luego, la DGII presume tácticamente un margen generalizado de utilidad neta mínima de un 16 por ciento, ya que el cuatro por ciento representaría el 25 por ciento estimado.

Grupos empresariales, con razón en el fondo del asunto, han objetado la imposición de esa carga tributaria anticipada, pues la situación competitiva actual hace muy difícil, en la mayoría de los casos asegurar una rentabilidad en ventas del orden del 16 por ciento a manera de promedio.

Sin embargo, creemos que es posible un acuerdo sobre las bases de modificar las posiciones de ambas partes en algunos aspectos, tales como serían:

—Que la DGII aceptase reducir la tasa del cuatro por ciento al dos o al dos y medio por ciento, lo cual sería más razonable, ya que presumiría una utilidad neta en ventas de un ocho al 10 por ciento;

—Que fuesen exceptuadas de este pago las importaciones que no tienen en sí misma la vocación de ser vendidas a terceros, tales como las maquinarias, equipos y repuestos para las mismas, y tal vez otras importaciones que contribuyan a fortalecer la infraestructura productiva del país.

La realidad es que la reforma fiscal es una necesidad inmediata, sobre la base de que no se constituya en un obstáculo para el desarrollo del país y que no sea una carga directa sobre los sectores que no soportan nuevas mermas en sus ingresos.

No hay duda alguna de que el gobierno, por una vía u otra, buscará compensar la pérdida de ingresos aduanales con motivo del Trabado de Libre Comercio con Estados Unidos y solo la obtendrá con una reforma fiscal que, por todos los medios posibles, debe evitar lastimar a los más necesitados a la vez que haga transparente y racional el gasto público.

Por eso, por encima de todas las cosas, se necesita mucha comprensión por parte de los sectores interesados, pues si bien éstos se obligan a defender sus causas, no pueden pasar por alto la realidad que hoy se vive, ni el bien común.

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