La población tiene una percepción errónea de la aplicación de una reforma fiscal, porque esta no necesariamente tiene que ser para aumentar impuestos, explicó ayer el economista Guillermo Caram.
Al abordar el tema de la necesidad que tiene el país de que se aplique una reforma fiscal, Caram expuso que el Gobierno podría anunciar una reforma para rebajar impuestos o simplificar trámites tributarios para eliminar la informalidad.
“Hay un malentendido de lo que es una reforma fiscal porque los gobiernos anteriores nos han acostumbrado a que cuando se habla de reforma fiscal hay un aumento de impuestos. La reforma del año 1992, que se habla de que ha sido la más trascendental, no aumentó los impuestos, sino que redujo los aranceles y el efecto fue positivo, por lo que podemos tomar ejemplo”, señaló.
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Dijo que cuando el contribuyente ve que los impuestos son razonables, no los evade, por lo que si simplifica el sistema tributario en procedimiento y se reducen tasas, se lograría una mayor formalidad laboral, en una economía que depende más de la informalidad como la de RD.
Precisó que si se logra que la mayoría de los agentes económicos tributen se pueden aumentar las recaudaciones sin aumentar los impuestos.
Apuntó que la reforma fiscal no es solo tributos, sino que también tienen que ser gastos.
“La verdad que la precariedad en los servicios no estimulan al que el contribuyente pague”, dijo.
Señaló que el Gobierno podría propiciar una reforma desde ahora, porque le podría favorecer políticamente, pero, apuntó aclarando ese prejuicio fiscal que tiene la población, debido a las reformas de otros gobiernos.
Al referirse a los sistemas productivos, el economista precisó que estos no están satisfaciendo adecuadamente la demandas y las necesidades de la población, fundamentalmente la de alimentación.
Dijo que por esto incrementaron las exportaciones y provocó una demanda de dólares.