Los pronósticos que hacen algunos sectores apuntan a que la reforma fiscal provocará alzas en precios de bienes y servicios, que equivale a decir disminución de la capacidad adquisitiva de la gente. Que será inevitable un impulso alcista en los costos para medios de  producción y comercialización, así como prestadoras de servicios. Algunos pronostican  que el aumento de la presión fiscal podría tener un alto costo social y ocasionar pérdida de empleos y hasta cierre de empresas.

   Son predicciones que no se desvirtúan con la negación de quienes promueven, no la reforma fiscal en sí, que es indudablemente necesaria, sino la reforma tributaria de carácter regresivo que se pretende aplicar. Mientras se coloca carga fiscal sobre las espaldas de algunos sectores, no se actúa para amortiguar los efectos sobre los consumidores y asalariados, que son la parte de la sociedad hacia la que habitualmente son transferidos los impuestos.

 Quienes pronostican efectos sociales indeseables ponen la mira en el hecho de que mientras se articulan los factores que afectarán el consumo, se ha relegado al olvido la adopción de medidas de compensación social, como sería un reajuste salarial que actúe como amortiguador del golpe de los precios. La negación pura y simple de estos posibles efectos no ha logrado disipar los temores  que tiene la gente.

¿Hora estelar de las mipyme?

El desarrollo de las mipyme dependerá mucho de la eliminación de las barreras que les impiden el acceso al financiamiento de la banca formal y a procesos que faciliten una  formalización provechosa en la economía. En un estudio hecho por  PlaNet Finance, una organización internacional sin fines de lucro, a pedido del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, cita un conjunto de factores que obstaculizan el avance de las pequeñas empresas.

La existencia de este estudio parece confirmar que el Gobierno proyecta su política de  apoyo a las mipyme más allá de las facilidades crediticias que hasta  el momento ha estado promoviendo. Otros estudios han puesto en evidencia la necesidad de un enfoque integral de la situación de las mipyme. Definitivamente hay que darle la relevancia merecida al papel que desempeñan en la economía  las micro, pequeñas y medianas empresas.