WASHINGTON (AP).- El presidente George W. Bush declaró el lunes que la reforma de las leyes sobre inmigración será una de las «mayores prioridades»» de su segundo periodo, pero adelantó que los beneficiarios no deben esperar facilidades para la ciudadanía.

   Indicó que cuando se haya completado y «si todo sale bien, (la reforma) mostrará la compasión y el corazón del pueblo estadounidense»».

   Bush, que iniciará su segundo periodo el 20 de enero, propuso un proyecto hace 11 meses que daría a los extranjeros permisos de trabajo renovables cada tres años para realizar en Estados Unidos trabajos que no desean hacer los estadounidenses.

   Los permisos se extenderían inicialmente a los que ya están en la nación y les permitiría salir del país. Luego se ofrecerían en varios países para cortar el flujo de ingreso ilegal por las fronteras.

   La idea ha sido recibida con escepticismo no sólo por activistas sino también por miembros del Congreso, que han adelantado una fuerte oposición.

   «Mi trabajo es encarar los temas difíciles… y pedir al Congreso un trabajo conjunto en temas difíciles»», dijo Bush en una rueda de prensa.

   Para dar una idea de que desea trabajar en este campo, Bush puso el caso de las migraciones al mismo nivel de prioridad con la reforma del seguro social que ha sido tema de su campaña de reelección.

   Reiteró que «uno de los importantes aspectos de mi visión es que no habrá ciudadanía automática»» y que facilitará le patrullaje en las fronteras.

   «El pueblo de los Estados Unidos debe entender que si alguien ya trabaja y desea ser ciudadano debe ponerse en fila como aquellos que han estado aquí legalmente»», dijo.

   La prioridad de la reforma había sido ya abordada por Bush durante una reunión con el presidente mexicano Vicente Fox en Santiago de Chile en la cumbre de líderes de la región Asia-Pacífico en noviembre.

   Fox ha dicho que no le satisfacía el plan de Bush, pero lo consideró como «inicio»» de una reforma más amplia que pueda llevar a mayores beneficios de unos 4 millones de mexicanos que viven ilegalmente en Estados Unidos, así como regular el ingreso en mejores condiciones de los trabajadores temporales agrícolas.

   Las autoridades calculan que por lo menos 12 millones de personas viven indocumentadas en el país.

   Bush dijo que los agentes fronterizos deberían «perseguir a delincuentes, ladrones, narcotraficantes y terroristas y no a personas de buenas intenciones que vienen a trabajar»».

   «Y, por consiguiente, tiene sentido permitir a los bien intencionados venir aquí a hacer trabajos que los estadounidenses no lo harían»», declaró. «Al darles el conducto legal se reduce la presión (de inmigrantes) en la frontera»».

   Recordó que cuando era gobernador de Texas, estado fronterizo con México, solía decir que «los valores de familia no se acaban en la ribera (estadounidense) del Río Grande (Río Bravo)»».