Reforma necesaria

Reforma necesaria

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
En el fondo del debate creado por el gobierno sobre la reforma fiscal, lo que no se ve es el deseo irreprimido de manejar los fondos públicos durante el 2006, con la Ley de Gastos Públicos votada por el Congreso Nacional para este año que termina, 2005. Hay una constante en el crecimiento en las recaudaciones fiscales que permiten esperar entre un ocho y un 10 por ciento, de un año a otro.

Independientemente de ello el gobierno, por voz de sus principales recaudadores: Aduanas e Impuestos Internos, ha pregonado aumentos en los ingresos fiscales, fruto de mayor vigilancia sobre las fuentes y mejor eficiencia en el cobro.

Si se suma la baja en los pagos de intereses y principal a la deuda eterna (sin la X), el gobierno tendrá más ingresos de los cuales disponer.

La mala práctica nacional ha consignado, hasta en la Constitución de la República, aquello que dice: «quien hace la ley, hace la trampa».

Para mí que el gobierno ha jugado a beneficiarse de la parte final del párrafo IV del artículo 115 de la Constitución que copiado se lee: «Cuando por cualquier circunstancia el Congreso cierre la legislatura sin haber votado el Presupuesto de Ingresos y la ley de Gastos Públicos, continuará rigiendo la ley de Gastos Públicos del año anterior».

Ello significa que el gobierno tendrá mucho dinero para manejar, manipular y emplear a favor de sus candidatos al Congreso y a los Ayuntamientos.

No olvidemos que el mismo dirigente del Partido de la Liberación Dominicana que escupió para arriba cuando dividió el país entre peledeístas y corruptos, dijo en la precampaña para elegir los dirigentes de la organización que corrieron camiones llenos de dinero para comprar voluntades, le cayó el gargajo en un ojo.

Como parte del exceso de poder concedido al Presidente de la República, está el artículo 33 que se lee así: «Las Cámaras se reunirán ordinariamente el 27 de febrero y el 16 de agosto de cada año y cada legislatura durará noventa días, la cual podrá prorrogarse hasta por sesenta días más.

«Párrafo: Se reunirán extraordinariamente por convocatoria del Poder Ejecutivo».

Toda la parafernalia alrededor de la reforma fiscal fue parte de un juego que desemboca en el tranque entre la propuesta expresamente formulada por el gobierno del Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos, para que el Congreso no la apruebe. Así tendrá el gobierno las manos sueltas, dado que hay ingresos que «sobrarán» y serán usados de manera tal que sirvan a los fines electorales del PLD.

Para este año electoral: 2006, al gobierno le convendrá tener las arcas llenas de dinero para usarlos, como siempre se hace, a favor de los candidatos del partido oficial.

Si ya eso ocurrió este año, en unas elecciones internas ¿qué se puede esperar cuando se trate de elecciones para buscar el control del Congreso y de los Ayuntamientos?

Por supuesto, otra fuera la situación si  la Constitución de la República dispusiera: «En caso de que el Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos no haya sido aprobado para el día 15 de enero del año siguiente, el gobierno sólo podrá disponer de los fondos imprescindibles para la defensa interior del Estado,  atender las emergencias de Salud Pública y el funcionamiento de las escuelas.

«Cualquier erogación de fondos deberá ser comunicada al Congreso y sólo se autorizará si la misma forma parte de la Ley de Gastos Públicos del año anterior. El Congreso deberá votar una ley especial para regular el manejo de los fondos públicos en el período comprendido entre el término de una y otra Ley de Gastos Públicos.

«El Congreso trabajará en sesión permanente hasta tanto sea votada la Ley de Gastos Públicos correspondiente al año en curso».

Usualmente, las propuestas de reforma constitucional no tocan ese tema tan importante.

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