Como un trago amargo definió el presidente Danilo Medina la reforma tributaria que impulsa su gobierno, necesaria para balancear en el mediano plazo las finanzas públicas. Y es que el último gobierno del Dr. Leonel Fernández se embarcó en una serie de obras diseminadas en todo el territorio nacional, sin tener en la caja del gobierno los recursos necesarios para sus realizaciones. Ahora, Danilo para poder cumplir con los proyectos sociales anunciados en su discurso de juramentación, está en la necesidad de realizar esta reforma tributaria, que desde su anuncio ha empezado a recibir embestidas inmisericordes.

Es odioso hablar de aumentar impuestos, quitar exenciones, crear nuevas cargas impositivas, etc., porque dichas medidas impactan negativamente en los bolsillos de las mayorías. Todos los sectores sociales se oponen, nadie quiere ser afectado, pero el gobierno tiene que seguir hacia adelante, buscar los recursos para impulsar sus planes, y no hay otra forma de hacerlo que no sea a través de una Reforma Tributaria. La que se está planteando, a pesar de que representa una carga para el pueblo, el gobierno se ha sacrificado y está reduciendo sus gastos en más de 55 mil millones de pesos, algo que posiblemente nunca se había hecho al plantearse una reforma tributaria.

No hay Reforma Tributaria que sea popular, todas son caldo de cultivo para las protestas sociales, unas espontáneas y verdaderas, otras manejadas y financiadas por sectores adversos al gobierno de turno. Porque se esperan protestas es que el gobierno debe realizar sus mejores esfuerzos en buscar el endoso total del Partido de la Liberación Dominicana, PLD, y las fuerzas aliadas que le acompañaron en el último proceso electoral. El presidente Medina debe abrir un espacio amplio de discusión de la Reforma Tributaria, que trascienda las élites políticas partidarias e involucre a la militancia que le llevó al poder en mayo pasado.

No es constituir al PLD y partidos aliados en fuerzas de choque en las calles del país, es conciensarlas de la necesidad de esta reforma. No se puede defender lo que no se conoce. La militancia del PLD debe conocer al detalle los elementos envueltos, las razones fundamentales que la provocan, la necesidad de su realización, los frutos que el sacrificio del presente recogerá el gobierno y la población en el mediano y largo plazos. Para defender la Reforma en las calles, en los barrios, en los colmados, etc., hay que conocerla, y para ello es necesario abrir un amplio debate popular en todos los municipios y provincias del país. La comunicación efectiva es una de las variables que inciden en el éxito de cualquier acción que amerite el concurso de los demás.

Los opositores al gobierno, tanto políticos como de la sociedad civil, están vendiendo la idea a la población de que esta Reforma Tributaria es el producto del gasto alegre del pasado gobierno del Dr. Leonel Fernández.

Si bien es cierto que hubo gastos innecesarios en obras no prioritarias para la población, no menos cierto es que si usted sale a las calles y quiere ver, va a ver todas las obras realizadas por ese gobierno. Barrios que sus moradores nunca pensaron ver asfalto en sus calles, hoy disfrutan de mejor calidad de vida.

Comunidades a las que no llegaba el agua potable, hoy gozan de acueductos. Se construyeron miles de aulas escolares, las condiciones de los docentes se mejoraron considerablemente, miles de becas para estudiar en universidades extranjeras fueron otorgadas por ese gobierno a jóvenes humildes de nuestro pueblo.

Se construyeron grandes carreteras para comunicar zonas importantes del país, universidades fueron diseminadas por todo el territorio en beneficio de nuestra juventud, se construyeron grandes, medianos y pequeños hospitales para atender las necesidades de los que menos pueden. Y ni hablar de los programas sociales desarrollados; ahí está Solidaridad con sus cientos de miles de dominicanos beneficiados; Senasa, que vino a dignificar el tema de la salud de los pobres del país, y así sucesivamente. El PLD Y sus fuerzas aliadas tienen obras que mostrar al país, cosa que sus adversarios no pueden. Manos a la obra presidente Medina; movilice el ejército de hombres y mujeres que le llevaron a Palacio; su gobierno y su partido no deben dejarse arrinconar por quienes lo critican todo y no hacen nada.