Reforma Radical y democracia

Reforma Radical y democracia

José Dunker L.

La Reforma Radical fue un movimiento paralelo a la Reforma de Lutero, y con características propias que no se deben descuidar. La diferencia crucial es que Lutero quería reformar la iglesia, pero la Reforma Radical se propuso además reformar el Estado, “conforme al reino de los cielos”, y esto se tradujo en hitos históricos. Los anabaptistas tomaron ciudad de München (1534-35) como “la nueva Jerusalén”; abolieron la propiedad privada, y eliminaron el bautismo de niños, aunque al mismo tiempo cometieron evidentes excesos. Los puritanos promovieron la Revolución Gloriosa del Reino Unido (1688), con lo que obligaron al rey a ceder el poder al Parlamento, dando inicio a la democracia parlamentaria que rige hoy en Europa.

El avivamiento inglés del siglo XVIII, bajo la predicación de Juan Wesley, fue una reivindicación del cristianismo primitivo, con conversiones masivas y una voz profética por las reivindicaciones sociales, lo cual tuvo como resultado la formación del hombre nuevo que luego fue descrito por Max Weber como “el hombre protestante”, protagonista de la Revolución Industrial.

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Para algunos historiadores el avivamiento inglés cambió el curso de la historia, pues tuvo más impacto para Inglaterra que la revolución francesa para Francia. Un efecto directo fue la abolición de la esclavitud, algo que Juan Wesley lanzó desde el púlpito como una vergüenza para las naciones cristianas, hasta que un discípulo suyo: William Wilberforce, llegó al Parlamento, y tras una lucha de 18 años logró que Inglaterra fuera el primer país en eliminar la trata de esclavos (1804). Otro efecto del Avivamiento Inglés fueron las cooperativas y el socialismo utópico. Robert Owen, el profeta de los pobres, se crio bajo la influencia del metodismo inglés, y él mismo era un deísta cristiano, aunque no religioso, y su fuente de inspiración fueron las Escrituras Cristianas, y de ahí sacó sus ideas para el movimiento cooperativo, y para una sociedad regida por el bien común, lo que luego Marx definiría como “socialismo utópico”. Por otro lado, la mayoría de las iglesias de la Reforma Radical, a diferencia de Calvino, permitieron mujeres pastores y predicadoras, y ellas precisamente celebraron la Convención de Seneca Fall (1848), en una capilla wesleyana, para reclamar el derecho al voto de la mujer, lo que dio inicio al movimiento feminista. Un origen similar tiene la Seguridad Social, iniciada en Alemania por Otto Von Bismarck (1883), cuando apeló a las Escrituras para justificar que el Estado acudiera en respaldo de los pobres, estableciendo lo que luego sería conocido como medicina socializada.

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