Reforma-Salud-Movilización Social

Reforma-Salud-Movilización Social

GUSTAVO ROJAS LARA
En la edición del periódico de Puerto Rico, «Buen Día», de fecha 27 de octubre del 2005, en sus páginas 4, 5 y 6, bajo el título «De mal en peor la salud» se hacía un análisis de los últimos 56 años del sistema de salud de la vecina isla.

Desde el 1948 hasta el 2004 en la hermana isla de Puerto Rico, se han realizado 8 reformas de salud, con una inversión de miles de millones de dólares y como se dice en el primer párrafo del citado análisis «A pesar de los avances en la medicina, de la multimillonaria inversión en servicios y de las reformas que ha sufrido el sistema de salud de Puerto Rico en las pasadas dos décadas, la salud de la población no ha mejorado, según concluyó la Comisión Evaluadora del Sistema de Salud», que fue nombrada en febrero del 2005 por el Gobernador Acevedo Vilá.

Al revisar el citado estudio se encuentra uno con datos tan preocupantes como el siguiente: «Con ligeras variantes de orden y pocas excepciones, se encontró que las tendencias de mortalidad que prevalecían en Puerto Rico en el 1980, se mantuvieron casi inalteradas en el 1990 y en el 2000».

Así mismo el análisis reveló «que el patrón de las enfermedades más comunes-hipertensión, asma, diabetes, sinusitis- se mantuvieron a través de toda la población, pero con tasas más altas entre los pacientes de la Reforma en comparación con los privados. Estos también se hospitalizan más y arrojan un mayor porcentaje de incapacidad. Donde único los pacientes privados superan a los incluidos en el plan de salud del gobierno es en el indicador de obesidad».

En los siguientes dos párrafos tomados del citado trabajo se encuentran las razones de porque esta cruda realidad: «Entre el 1948 y el 2004 se han llevado acabo ocho reformas de los servicios de salud de Puerto Rico; pero todavía no contamos con un verdadero sistema de salud por la carencia de coordinación e integración de los servicios, la falta de calidad, las inequidades existentes y la falta de articulación entre las partes del sistema».

Porque ha carecido de «una política agresiva de medidas efectivas de prevención, educación y formación de esta población, haciéndolos partícipe de su auto cuidado, podría redundar en una población más sana y productiva».

En nuestro país, la realidad no es muy diferente a la de la vecina isla. Desde comienzos de la década del 90, la República Dominicana se vio envuelta en la ola de procesos de reforma que recorrió toda América Latina y el sector salud no escapó a ello. La crisis de los 80s obliga a los Estados a la búsqueda de mecanismos de control y contención del gasto en salud y promoción de la equidad por un lado, así como a favorecer las condiciones para la participación del sector privado en la salud por otro lado… Es en ese escenario que en el 1991, el doctor Joaquín Balaguer, crea la comisión Nacional de Salud con fines de evaluar el sistema de salud y hacer las recomendaciones de lugar para estructurar un nuevo sistema de salud. Como parte del esfuerzo por mejorar las condiciones de salud de la población en el 1992 se obtiene un préstamo con el PNUD, y en el 1995 se crea la Oficina de Coordinación Técnica como una instancia con responsabilidades y funciones específicas de desarrollar las líneas matrices estratégicas del proceso de reforma en el país.

El 9 de julio del 1997, en virtud del Decreto 308-97 el actual Presidente de la República, doctor Leonel Fernández, crea la Comisión Ejecutiva para la Reforma del Sector Salud (CERSS). Entidad que tendría a cargo la coordinación del proceso de reforma en el sector salud, así como a nombre del Estado Dominicano obtener y ejecutar y supervisar préstamos para ser usados en la reforma.

En estos catorce años se han obtenido logros importantes como lo son la creación de un marco jurídico a través de la Ley General de Salud (42-01) y la Ley que crea el Sistema Dominicana de Seguridad Social (87-01), así como los reglamentos y normas complementetarias que hacen aplicables dichas leyes. También se han creado las instituciones que mandan dichas leyes, tales como Superintendencia de Salud y Riesgo Laboral (SISALRIL), Seguro Nacional de Salud (SENACA), Superintendencia de Pensiones (SIPEN), Dirección de Información y Defensa al Afiliado (DIDA) etc. Así como se ha acompañado al Consejo de Seguridad Social en la implementación del Seguro Familiar de Salud (parcialmente).

Los fundamentos de la reforma de salud en Dominicana están dados por una alteración en la forma del financiamiento del sector ya que partimos del vector actual de financiar la oferta a financiar la demanda. Esto busca focalizar el gasto en aquellos grupos poblacionales pobres e indigentes. De igual manera con la reforma se busca que los servicios de salud sean ofrecidos con calidad y oportunidad y esto se concretiza al crear mecanismos que vinculen el financiamiento al logro de resultados y metas concretas.

En cuanto a los servicios de salud de manera concreta se destaca la descentralización de los servicios y acciones de salud. Esto significa la transferencia gradual de competencias técnicas, administrativas y financieras con la finalidad de remover los obstáculos burocráticos del sector y por ende acercar más los servicios de salud a las necesidades de la gente. El nuevo modelo de salud descansa en la organización de los servicios de salud en redes de atención descentralizadas y con tendencia a la autonomía y desconcentración territorial a nivel provincial.

Un balance de la implementación del proceso indica que se han logrado avances en cuanto a la creación un nuevo sistema de salud que tenga como base una Secretaría de Salud (SESPAS) más rectora del proceso y menos centralizada y burocrática. Aunque en fase embrionaria pero se trabaja intensamente para estructurar las redes de servicios de salud tal y como lo establece el reglamento que establece su ámbito y competencia.

Si bien es cierto que en la presente administración del presidente Leonel Fernández se ha comenzado a crear mecanismos de gestión participativa como lo son los Consejos de Desarrollo Presidencial que ha llevado al Presidente Fernández a todas las provincias o lo que ha lanzado el actual Secretario de Salud Pública doctor Bautista Rojas Gómez con «Tolerancia Cero» y el de «Humanización de la Medicina» así como los establecidos por el Despacho de la Primera Dama a través del programa «Progresando» y el de la tarjeta «Solidaridad» que lleva a cabo el Vicepresidente de la República doctor Rafael Alburquerque o las eficientes alianzas que viene desarrollando COPRESIDA con las organizaciones comunitarias para el combate de la epidemia del siglo y la gestión de PROMESE CAL con la dignificación y eficiencia en aumentar y el suministro de medicamentos, y en la definición de una Política Farmacéutica Nacional, es necesario acelerar el paso.

En la población existe una percepción de que a pesar de la cuantiosa inversión en salud y de lo antes citado, la Reforma no ha obtenido el impacto sustancial en las cosas tangibles. Lo cierto es que el pueblo tiene razón, pero vale hacer unas acotaciones. En ocasiones se sataniza la Reforma de salud, pero en la realidad hay resistencia a poner en práctica la misma con excepción del actual ministro de salud que ha dado muestras de avanzar en ese camino.

La reforma ha tenido sus luces y sombras, pero lo que es más preocupante es la escasa y pobre percepción que la población tiene de la Reforma en Salud. No ha habido empoderamiento de la población del proceso. No han sabido entender los logros que se pueden obtener con ella (la Seguridad Social y un sistema de salud más eficiente como mecanismo de redistribución de las riquezas a través del gasto social).

Consideramos que para que el proceso de Reforma en Salud sea exitoso debe de contar con mecanismos que permitan a la sociedad ejercer el control sobre la actuación en los servicios de salud mediante una participación activa y es la visión de la Comisión Ejecutiva de la Reforma del Sector Salud (CERSS) de romover una gran movilización social con la participación de todos los sectores para producir de una vez y por todas las transformaciones que requiere el país.

Es evidente que partimos de un concepto de salud no como una abstracción sino salud como un espacio dentro de un contexto histórico determinado que debe ser conquistado por la población en sus luchas cotidianas en los barrios, fábricas, escuelas, etc.

Desde el litoral social y político tenemos que entender que el derecho a la salud significa la garantía, por parte del Estado de condiciones dignas de vida y de acceso universal e igualitario a las acciones y servicios de promoción, prevención, atención y rehabilitación de salud.

El esfuerzo sincero que todos y todas debemos hacer es movilizarnos por aplicar la reforma de salud y seguridad social que es la mejor vía de luchar contra la pobreza.

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