Reforma y contrarreforma

Reforma y contrarreforma

La propuesta de reforma constitucional sometida al Congreso por el Presidente de la República tiene elementos que realmente reforman positivamente nuestra Carta Magna. Sin embargo, tanto el contexto en que ésta se plantea, como la propuesta de unificar las elecciones congresuales y municipales con la presidencial se constituyen en factores de contrarreforma.

Esa unificación de las elecciones de los representantes en los organismos del Estado constituye una contrarreforma, porque significaría la negación del proceso de fortalecimiento de la institución municipal que se ha venido registrando en el país, a partir de la separación de esas elecciones años atrás, lo cual ha sido registrado en diversos estudios sobre el tema municipal, destacándose entre otros, el informe del PNUD del 2008 sobre la descentralización del poder local y el desarrollo humano.

Se argumenta que este país no resiste elecciones separadas y se hace para evitar que una, la presidencial, le reste interés e importancia a las otras, para evitar que la candidatura del Presidente arrastre o prácticamente determine la elección de las otras candidaturas. Si en este país no es posible es por la incapacidad de nuestra clase política de cumplir sus propias reglas.

Se quiere ahorrar dinero con la unificación de las elecciones. Pero, los niveles de institucionalización y de transparencia en los partidos políticos, no garantizan que esa unificación reducirá el costo de los procesos electorales ni evitará que cada candidato haga las cuantiosas inversiones que hacen. Si lo que se quiere evitar es tanto tiempo de campaña, lo que hay que lograr es que se cumpla los periodos de campañas y se regularicen las formas en que éstas discurren porque la fiebre no está en la sábana.

Se pretende que los funcionarios municipales elegidos en el 2010 tengan un mandato hasta el 2012, para que coincidan con las presidenciales de ese año. Esto es un despropósito, porque las autoridades municipales que resultaren electas, en sólo dos años no podrán desarrollar un programa municipal serio y sólo contribuirá a que tengamos cuatro años de vida municipal perdidos, un limbo en la institución política más cercana al ciudadano y que más puede contribuir al fortalecimiento de la institucionalidad democrática de cualquier país.

Además de esa contrarreforma, tenemos la que modifica el establecimiento de la nacionalidad, y el mantenimiento de principio de la reelección presidencial introducido en la contrarreforma del 2003, ahora acentuada con la brecha que se abre para que no solamente un presidente se reelija, sino que pueda volver, mediado uno o más períodos, constituyen pasos de retrocesos en el largo y nunca acabado proceso de institucionalización política del país.

En tal sentido, independientemente de los avances que pueda tener el proyecto de reforma, todo indica que en fin de cuentas, sin más, este proyecto será aprobado por una mayoría congresual mecánica, formada por tránsfugas de otros partidos y algunos miembros del propio partido de gobierno que una vez dijeron estar contra la reelección. Toda discusión es puro ruido.

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