Reformas laborales de España fijan ritmo al resto del bloque

Reformas laborales de España fijan ritmo al resto del bloque

Si la industria automotriz es un barómetro para medir el progreso de Europa sobre la reforma económica, entonces España  está liderando el grupo.

Nissan de Japón dijo la semana pasada que planeaba invertir €130 millones en su planta de Barcelona para fabricar hasta 80,000 autos al año a partir de 2014.

Lo crítico para esta decisión fue un acuerdo con los sindicatos comerciales españoles para limitar los incrementos salariales y reformular las condiciones de trabajo en retorno por la contratación de más empleados y aumentar la producción.

Nissan no es un ejemplo aislado, ya que Ford, Renault y Volkswagen están expandiendo la producción para tomar ventaja de los costos laborales más bajos que hacen a España una ubicación cada vez más competitiva para la fabricación y exportación de vehículos.

A lo largo de las 17 naciones de la eurozona, los gobiernos, empresas y sindicatos están buscando reestructurar las relaciones laborales, abrir mercados de productos, rediseñar los sistemas de pensiones, aumentar los estándares de educación y alentar la innovación tecnológica.

Para la eurozona sobrevivir y prosperar, la creencia va en que la solución radica no solo en una disciplina fiscal más rigurosa y una supervisión bancaria más estricta, sino en reformas estructurales dirigidas a aumentar las tasas de crecimiento a largo plazo.

Incluso los miles de empleos creados por las nuevas inversiones de la industria automotriz de España no será de mucho impacto sobre la tasa de desempleo nacional de un 26%. Pero ellos son una señal de que la economía española, abatida por el boom en la construcción y el sector inmobiliario que hizo caer sus bancos y que disparó los rendimientos de la deuda soberana vertiginosamente, se está ajustando notablemente rápido.

Gran parte de esto se debe a una reforma en el mercado laboral en el 2012 que dio a las compañías la ventaja de fijar salarios mediante la revisión de un sistema de negociación colectivo basado en acuerdos nacionales a niveles regionales y sectoriales entre las administraciones y los sindicatos.

La productividad de España es de un 11% desde mediados de 2008, las exportaciones están en niveles récord y la cuenta corriente que una vez estuvo más en rojo que una vendimia de Rioja, se está dirigiendo hacia el excedente.

A medida que se extiende la tormenta de deuda los líderes de Europa luchan por salvar la eurozona.

Parte de este éxito se debe exactamente a un fuerte constreñimiento en las importaciones que no durará una vez que España retorne al crecimiento económico.

 Aun así no es de extrañar que Angela Merkel, canciller de Alemania, elogiara a España el pasado lunes cuando se reunió con el presidente Mariano Rajoy  en Berlín. A Merkel le gusta predicar sobre el deber que tienen los gobiernos, compañías y fuerzas laborales para aumentar la competitividad, velocidad de innovación y alejar el fantasma del declive europeo. Las reformas de España son exactamente lo que ella tiene en mente.

Un progreso similar es visible en Irlanda y Portugal, y a una menor extensión en Grecia e Italia. En Francia, donde la competitividad empresarial se ha erosionado desde el lanzamiento del euro en 1999, los empleadores y sindicatos llegaron a un acuerdo el mes pasado sobre la reforma del mercado laboral.

Aunque el mercado de trabajo francés seguirá siendo uno de los más fuertemente regulados de Europa, fue el primero en dicho acuerdo en décadas y señaló que la retórica anti-empresarial del Gobierno socialista elegido el año pasado está dando paso a una visión más reformista.

Más preocupante, desde el punto de vista del Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Gobierno alemán, son las proyecciones para la reforma en Italia.

Las elecciones nacionales italianas los próximos 24-25 de febrero se arriesgan a producir una escasa mayoría parlamentaria para una coalición de centro-izquierda acosada por las tensiones entre los izquierdistas en contra de la reforma y los centristas a favor de la reforma que son liderados por Mario Monti, el primer ministro saliente.

Es difícil ver dicha coalición persuadir a Confindustria, la asociación de empleadores de Italia, y al CGIL, el mayor sindicato comercial, para llegar a un acuerdo sobre la reforma del mercado laboral, especialmente cuando el Partido Demócrata, el posible ganador de las elecciones, no está convencido de la necesidad de un cambio radical.

No obstante, la reforma económica no comienza y termina con el  mercado laboral. Un reporte publicado en diciembre por el BCE y  los bancos centrales nacionales señala que un crecimiento económico más rápido y una creciente exportación también dependen de la calidad del producto, los avances tecnológicos, la especialización de la industria y un sólido ambiente empresarial.

El BCE es demasiado cortés para expresarlo así, pero el mensaje subyacente del reporte es que el camino hacia la prosperidad europea no tiene que pasar exclusivamente a través de recortes salariales y de formas más fáciles de despedir a los empleados.

La cifra

130 Millones de Euros.

Es lo que planea invertir Nissan Japón en su planta de Barcelona para fabricar hasta 80,000 autos al año a partir de 2014. Lo crítico fue el acuerdo con los sindicatos para limitar aumento  sueldos.

Acciones G7 para estabilizar monedas son contraproducentes

El intento para suavizar las tensiones monetarias ha resultado contraproducente,  a medida que la declaración conjunta por parte de las naciones más ricas del mundo agitó los mercados.

El Grupo de los Siete (G-7) inicialmente dio el paso inusual de emitir una declaración pública para disipar las crecientes preocupaciones sobre una nueva ronda de “guerras de divisas” globales. El yen bajó en respuesta, en el momento en que apareció la declaración para apoyar los esfuerzos de Japón para revigorizar el crecimiento.

Pero la moneda más tarde rebotó, después que los oficiales del G-7 fueron citados en Washington diciendo que la declaración había sido ‘malinterpretada’ y que en cambio se entendía como una advertencia para Japón. Los oficiales británicos, que mediaron la declaración, mientras tanto insistieron en que la declaración “no se refería a un país o a una moneda de manera individual”.

La política monetaria de Japón se ha convertido en el foco de la tensión monetaria global frente a la reunión de los ministros financieros del G20 y banqueros centrales a finales de la semana en Moscú. Las expectativas que Tokío tomará una acción firme para combatir la deflación ha guiado a una fuerte liquidación en el yen japonés, alarmando a los socios comerciales del país.

Lael Brainard, alto funcionario de la Tesorería de EEUU para asuntos internacionales, envió el yen de picada el lunes en la tarde después de comentar públicamente que Estados Unidos apoyaba “el esfuerzo para revigorizar el crecimiento y terminar la deflación en Japón”.

El dólar ganó terreno adicional después que la declaración del G-7 fue publicada en Londres.

La declaración de los ministros financieros y gobernadores de bancos centrales en EE.UU., Japón, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Canadá, decía que ellos “consultarían muy de cerca” sobre cualquier acción en los mercados de cambio extranjero.

Pero un oficial no identificado de un país del G-7 dijo luego  que la declaración había sido malinterpretada. “Esta señala la preocupación por los movimientos excesivos del yen”, dijo el oficial a Reuters en Washington. “El G-7 está preocupado por la orientación unilateral sobre el yen. Japón será el centro de atención en el G-20 en Moscú el fin de semana”.

El dólar prontamente retrocedió sus aumentos prematuros en relación al yen, cayendo  nuevamente hasta Y93.2 en los mercados de divisas.

En privado, EEUU ha estado poniendo presión sobre el nuevo Gobierno de Japón para que se abstenga de mencionar el yen, mientras este intenta reactivar el crecimiento y poner fin a la deflación. La Tesorería de EEUU rehusó a comentar

Publicaciones Relacionadas

Más leídas