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Si queremos ganar la batalla contra la delincuencia, la droga, la inmoralidad y el respeto a la ciudadanía y en particular a los mayores, es preciso que la escuela enseñe al niño y al adolescente, qué es la disciplina y en qué consiste, así como las normas de urbanidad, el valor de la honradez y cuán importante para la patria es que sus ciudadanos posean concepto cívico.
Hay que volver a aquellos tiempos en que la moral, la cívica, la urbanidad y la estricta disciplina eran enseñadas en las escuelas no solo privadas, sino también en las públicas, y todos aceptábamos las mismas, como requisitos fundamentales de la vida y jamás se pensó en que estas orientaciones eran un atentado a la libertad y a la democracia, como ha venido aconteciendo en las últimas dos décadas.
¡Ah! pero entonces la delincuencia no alcanzaba los niveles de hoy día y el robo y el saqueo de la cosa pública o privada eran sancionados rigurosamente y además no existían el vandalismo y el irrespeto a la bandera, a nuestros héroes, a nuestros grandes hombres, a nuestro himno; por lo contrario eran demostraciones del alto civismo de la nación.
Creemos que la escuela de hoy necesita de maestros capacitados, de directores de enseñanza idóneos y que la misma debe ser solamente el lugar de formación de nuestros niños, adolescentes y jóvenes, debemos todos los dominicanos, luchar unidos en un esfuerzo común para rescatar nuestra escuela, la familia y por lo tanto la nación.