¡Reformistas renuncien, para que el país pueda creerles!

¡Reformistas renuncien, para que el país pueda creerles!

El pasado martes primero, el Partido Reformista Social Cristiano removió de un cofre perdido sus viejas glorias y quiso montar un espectáculo destinado a captar las simpatías de un amplio electorado que permanece indeciso frente a las dudas acerca de las ofertas de los políticos para las elecciones del 2016.

Mientras el PLD se sirve con la cuchara grande en el disfrute de un poder absoluto y el PRD se debate en una de sus eternas confrontaciones, con despedazamiento interno incluido, el PRSC permanece como alegre comparsa de los primeros, disfrutando generosamente de la ubre oficial, de la cual no quieren despegarse ni con candela.

El evento del pasado martes primero fue muy bien logrado para ofrecerse como un nuevo camino con la tradición de su fundador, el doctor Joaquín Balaguer, sin embargo, si la ciudadanía no ve que los principales dirigentes, altos funcionarios del Gobierno renuncien a sus jugosos sueldos y prebendas colaterales, nadie en su sano juicio va a creerles y adherirse a su nuevo camino de redención.

Esa noche del martes primero debió prepararse un documento de renuncia masiva de los altos funcionarios reformistas, que para servir a su país ya era hora de hacerlo, y no servirse ellos, con lo cual hubiesen impactado en una ciudadanía incrédula de sus buenas intenciones, mientras permanecen aferrados al disfrute de sus canonjías.

Los políticos reformistas son cazadores de oportunidades, que desde principios del presente siglo XXI iniciaron su marcha hacia el asalto clandestino del poder. Teniendo todavía caliente el cadáver de su líder con la alianza rosada con el PRD, y más luego, desde 2004, no han vuelto a despegarse de la sombra del PLD para disfrutar de jugosas prebendas.

Y de esas jugosas prebendas compartidas se encuentra de cómo ahora se conoce en detalles el escándalo y descaro de cómo se ha manejado la Cancillería con su hipertrofiada empleomanía, y en medio de una delicada y peligrosa crisis diplomática con Haití, han persistido en sostener un botellerío que desde embajadores hasta estudiantes becados e hijos de funcionarios con nombramientos diplomáticos devengan salarios que no bajan de los $2 mil dólares mensuales, desacreditando a un país sometido a las presiones internacionales más severas, que arrecian sus ataques cuando conocen la enorme corrupción existente en el organismo que supuestamente debería ofrecerle al mundo la cara más pura y limpia de los dominicanos, con un servicio exterior respetado.

El empeño reformista de sacudirse de su sumisión al PLD choca de frente al conocer los amarres de sus dirigentes en los organismos que controlan, que en esa noche esplendorosa del pasado martes primero, se ofrecieron como una nueva opción, cosa que se hubiese aceptado si en esa oportunidad todos hubiesen renunciado a las posiciones oficiales, para darle libertad al Gobierno de nombrar a políticos más identificados con su estilo de partido único.

Mientras tanto, este acto fue una oportunidad de los reformistas de volver a renacer y sacudirse del disfrute de un poder facilitado generosamente por el PLD por su apoyo en todas las elecciones, desde el 2004. Pero todavía se cree que el PRSC podría encabezar una oposición responsable y bien recibida para un pueblo, que si bien tiene una amplia simpatía por el PLD, por su generoso clientelismo desbordado, que a una buena mayoría de sus cuadros le proporciona algún cheque del Estado, pero por su peculiar estilo y forma de gobernar, de mucho engreimiento y petulancia, se han ido granjeando un rechazo, que en aumento, les perjudicaría en sus planes de retener el poder hasta el 2044.

De todas maneras, el reformismo, si sus dirigentes son inteligentes y se sacuden de su creencia que el dinero, que todavía les falta por recibir, solo se lo proporciona su adherencia al poder, podrían armar un equipo que pudiera ofrecerle una esperanza a los dominicanos, ya que no podríamos caer en el desorden garantizado de un PRD desarticulado, sin un liderazgo responsable. Sería un castigo para el país caer en manos de una administración perredeísta, cada vez más lejos de un retorno al poder por su incapacidad y el latrocinio consustancial a su naturaleza.

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