Debido a la naturaleza arribista del Partido Reformista Social Cristiano, sacudido en la actualidad por un proceso de atomización que lo inhabilita en términos electorales, la gran mayoría de la militancia y buena parte de su estructura dirigencial se volcarán hacia donde soplen los vientos políticos.

Ningún candidato presidencial del PRD en toda su historia ha tenido una aceptación tan elevada en las filas reformistas que  Hipólito Mejía, por cuanto sería un craso error de los estrategas del PLD, incluyendo a Leonel y Danilo, propiciar un pacto en segunda vuelta, alianza que por no ser orgánica no garantiza nada.  Los reformistas, los que están en el Gobierno y los que aparentemente no lo están, a excepción de algunos precandidatos presidenciales, están jugando al tiempo y dándole largas para seguir cobrando en la administración pública hasta el último momento y finalmente votar por el que las encuestas señalan como virtual ganador de las elecciones.

De ahí que los actuales funcionarios reformistas, con escasas excepciones, una de ellas es el Dr. Humberto Salazar, mantienen un silencio sospechoso y son tan inconsecuentes que ni siquiera defienden la obra del Presidente Femández. El ing. Carlos Morales Troncoso queda excluido de ese grupo por su fructífera labor en la Cancillería de la República.

Después de Leonel, Hipólito Mejía es el líder político dominicano que más ascendencia tiene en el litoral reformista y si el cuadro electoral continúa como está no cabe duda que arrastrará a las urnas una buena proporción de lo que queda del otrora poderoso PRSC, que fundara el insigne estadista Joaquín Balaguer.