Reforzar los puntos débiles

Reforzar los puntos débiles

El país tiene flancos débiles que deberían merecer más atención para mejorar la confianza que inspiramos al resto del mundo. A estas alturas de la globalización no le sienta bien a ninguna economía mantener un caos inmobiliario como el que existe aquí y que afecta la inversión. Los problemas del sector eléctrico conspiran contra la competitividad en momentos en que más la necesitamos para conquistar mercados para nuestros bienes y servicios.

A esos puntos débiles agreguemos el hecho de que todavía faltan por adecuar decenas de leyes para que estén en armonía con la Constitución puesta en vigencia desde el 26 de enero de 2010. Aunque la Constitución no fija plazos para estas adecuaciones, el retardo podría derivar en eventuales conflictos de compatibilidad o competencia. El Congreso no parece enfocado en poner en orden de prioridad la armonización de las leyes que faltan.

Se agrega a lo anterior la creciente inseguridad ciudadana y el repunte de los índices de violencia. Es alto el número de personas caídas en lo que se define como intercambios de disparos entre policías y presuntos delincuentes. Hay un caso reciente de un raso de la Policía herido de un disparo a la cabeza que logró matar a uno de los dos hombres que le dispararon desde una motocicleta. El conjunto de flancos débiles debería ser objeto de más atención.

Lección bien aprendida

Cuarentinueve años después del golpe de Estado contra el Gobierno del profesor Juan Bosch, se hace más consistente aún la convicción de que se trató de una acción repudiable que solo generó perjuicios para nuestro país, fomentando la división política y social y acentuando contradicciones que para entonces estaban en vías de superación. Un día como hoy de 1963 se dio un paso en retroceso del que ni siquiera los autores sacaron beneficio.

Una de las consecuencias de esa acción descabellada fue la manifestación sangrienta de las contradicciones que tuvo lugar  en abril de 1965, cuando una revuelta armada pretendió reponer la constitucionalidad truncada en 1963. Y está también la grosera intervención militar de los Estados Unidos disfrazada de Fuerza Interamericana de Paz. Quienes se embarcaron en la interrupción del proceso democrático deben haber asimilado muy bien la lección.

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