Refranero popular
Arraigo de creencias y actitudes colectivas

<STRONG>Refranero popular<BR></STRONG> Arraigo de creencias y actitudes colectivas

Existen en el habla popular formas especiales de comunicación que por la manera sintética y llamativa de presentar su contenido, gozan de aceptación y reconocimiento social. Nos referimos a los proverbios, frases y refranes, los cuales  han sobrevivido al tiempo y a la modernidad.

Ausentes de vuelos conceptuales, se presentan en un lenguaje sencillo y llano, lo que posibilita desentrañar su moraleja. Muy pocas personas han logrado en su vocabulario, substraerse de ellos, pues estos están en el imaginario social e irrumpen  con facilidad en el vocabulario cotidiano.

En el decir de Marcos Villamán, “en el núcleo de estas expresiones culturales populares se mantienen elementos éticos y antropológicos que ponen de manifiesto y fundamentan una determinada manera de entender lo que es y debe ser la vida. Encontramos aquí  maneras específicas de comprender lo que deberían  ser las relaciones entre los seres humanos y estos con la naturaleza y con Dios” (América Latina: Modernidad y Culturas Populares, pag, 30).

Ciertamente,  los refranes son un legado cultural generacional, pero es  necesario  descodificarlos, descomponerlos en su semántica ideológica y en su intencionalidad. Ellos -en ocasiones- son reproductores de creencias falsas; además, proyectan una cosmovisión  reduccionista de las relaciones sociales y humanas, y así  han calado en la tradición oral colectiva

Emilio Rodríguez Demorizi concede tal importancia a los refranes, que en el prólogo a las “Décimas Inéditas de Juan Antonio Alix,” dice que “porque el pueblo solo se apropia de lo eterno, desde la sentencia del sabio, que convierte en refrán hasta la inspiración poética, que convierte en cantar anónimo”  (pag.12).

El refranero dominicano es muy diverso. Los hay de una variedad de mensajes envueltos en prejuicios, pesimismos, optimismo, y  elementos de contradicción. Son famosos algunos pertenecientes al ambiente campestre. Veamos

“Cuando el río suena, agua trae”.

 ”Chivo que no grita, colín con él”.

“Quien siembra viento, cosecha tempestad”.

“Río revuelto, ganancia de pescadores”.

“ Arbol que crece torcido, nunca su rama endereza”.

En el último ejemplo, se aprecia una gran carga de prejuicio y desprecio hacia alguien. En una entrevista televisada,  hecha a un miembro de los Derechos Humanos en el país, se le preguntó sobre la regeneración de personas delincuentes, pero la introducción fue mediante el uso del refrán: “árbol que crece torcido…”. Entonces, lo primero que hizo el entrevistado fue descodificar el mensaje refranero, y argumentar que “eso solo puede ser cierto en los árboles, no en seres humanos”. Este refrán  puede corresponderse parcialmente con una realidad, pero no en toda.

El ejercicio sobre el refranero puede identificar imágenes que distorsionan sentimientos y actitudes respecto a personas  y a cosas, y hacerse la pregunta ¿cuándo y en qué grado puede ser aplicable este refrán?. Así, este  no se convierte en una  pauta para pensar y una guía para  actuar.

En “Dime con quién andas, y te diré quién eres”, hay  una censura contra alguien. Cada  vez que este refrán es empleado, la intención es denostar. Este es un juicio falso. Que una persona de buena reputación tenga acercamiento con alguien que no sea tal,  no implica necesariamente que anden en lo mismo. En la Santa Biblia hay pasajes que hablan de Jesús mezclándose con señalados pecador@s. y él no era uno de ellos.

En refranes como “Más vale un malo conocido, que no un bueno por conocer” hay una intención  intimidatoria, ante la toma de una decisión. Imagínese por un instante a una mujer maltratada en la relación de pareja,  pero que está en  disposición de terminar con  esa situación, y busca  la solidaridad  en su familia, o en otros espacios, y que obtenga como consejo. “ más vale un viejo conocido que no  un  nuevo por conocer”. Lo mismo si la decisión implica el campo laboral, el político, o de otra naturaleza. Cierto es que para hacer cambios en la vida, hay que analizarlo, sopesarlo bien, pero este pensamiento, promueve la duda, el miedo  y el estancamiento.

Hay  en los refranes, un ejercicio excesivo de generalización, y así se han introducido  en  todas las culturas. Cada país tiene su refranero. Algunos  se repiten de un país a otro cambiando  algunas palabras, pero conservando la esencia del propósito. Veamos

“La mujer tiene largo el cabello y corto el entendimiento”

“La mujer es un animal de pelo largo y pensamiento corto”

Estos refranes, son el símbolo mayor y absoluto de falsedad aberrante, prejuicio y subestimación hacia la mujer. Bien se sabe que  los refranes no son inocentes,  forman parte de la cultura y eslabones de una estructura de violencia, discriminación y negación de derechos  femeninos, e inducen a la desconfianza y culpabilización de la mujer: “Las mujeres son la perdición de los hombres”. Este último ha recorrido casi el mundo entero a través de una canción mejicana aprendida por varias generaciones.

De uno a otro refrán, se destacan contradicciones. En los que siguen a continuación, uno invita a ser  radical, insubordinado, y el otro, a la pasividad, a   no luchar, sino a dejar que las cosas ocurran  sin empujarlas: “Chivo que no grita, colín con él ”. “La oveja mansa se mama su teta y también la ajena” “No por mucho madrugar amanece más temprano” “A quien madruga, Dios le ayuda”

En todos estos refranes hay una filosofía de vida  digna de  analizar. Con algunos  pudiéramos  estar de acuerdo en buena medida,  pero siempre a la expectativa de que las circunstancias deparen  otros  significados según la realidad. En el caso de “Los tropezones hacen levantar el pie,” es algo cierto, pero ocurre que en el incesante trajinar humano, muchas veces se tropieza varias veces con la misma piedra.

En síntesis

Expresan visiones e ideologías

Ciertamente,  los refranes son un legado cultural generacional, pero es  necesario  descodificarlos, descomponerlos en su semántica ideológica y en su intencionalidad. Ellos -en ocasiones- son reproductores de creencias falsas; además, proyectan una cosmovisión  reduccionista de las relaciones sociales y humanas…

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