Refugiado renueva mercado de transferencias de dinero

Refugiado renueva mercado de transferencias de dinero

Refugiado, economista, denunciante, emprendedor –Ismail Ahmed ha desempeñado muchos papeles en su odisea desde Somalia, destrozada por la guerra, hasta la frontera de la tecnología de las finanzas en Londres.

Pero un hecho se destaca: en febrero de 2010 utilizó un acuerdo por US$200.000 de Naciones Unidas para crear la empresa de transferencia de dinero online WorldRemit Ltd. Desde entonces ha recaudado más de US$145 millones y actualmente envía efectivo a 142 países.

Esta semana, WorldRemit planea conectar su servicio a Android Pay, la cartera digital de Google, propiedad de Alphabet Inc. Esto facilitará a sus 2,4 millones de clientes enviar dinero con solo un par de toques y acercará a Ahmed un paso más a convertirse en una fuerza modernizadora de la forma en que se envían anualmente US$444.000 millones a las economías en desarrollo como remesas.

“Lo que estamos viendo es una convergencia de pagos, aplicaciones de mensajería, telefonía y remesas”, dice Ahmed, de 57 años, sentado en una bulliciosa oficina a la sombra de la Abadía de Westminster en Londres. “En el cambio de lo informal a lo formal, del efectivo a la ausencia de efectivo, es donde queremos estar”.
Efectivo digital. Con la sonrisa pronta y rebosante de planes, Ahmed se comporta con la dureza de un hombre que ha luchado duro para alcanzar este momento. Él y sus más de 300 empleados están a la vanguardia de una puja por renovar un sector que ha cambiado poco a lo largo de las décadas. La gente todavía hace colas en las oficinas de Western Union Co. para enviar fondos a familiares lejanos, paga abultadas comisiones para que los bancos lo hagan, o confía su dinero ganado con esfuerzo a las redes del mercado negro. Y el dinero todavía tarda horas o incluso días en llegar.

Desde 2011, el número de personas que utilizan dinero digital en teléfonos inteligentes para cobrar salarios y pagar facturas se ha quintuplicado a más de 500 millones de cuentas en casi 100 países, según GSMA, un grupo comercial con sede en Londres. El envío de dinero móvil a nivel internacional cuesta menos del 3 por ciento por transacción, aproximadamente la mitad de lo que cobran las empresas de transferencia tradicionales. El efectivo se materializa en las cuentas de teléfonos móviles de los destinatarios en minutos, y no necesitan bancos para usarlo.
WorldRemit dice que maneja tres de cada cuatro transferencias intercontinentales de dinero móvil. Pero se enfrenta a desafíos que la tecnología podría no ser capaz de superar. Western Union, que domina el negocio con 500.000 agentes en 200 países, está montando una contraofensiva digital. Los gobiernos están erigiendo obstáculos, incluso en los Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump ha hablado de gravar las remesas enviadas a México.

Probablemente no haya mayor amenaza que la de entrar en conflicto con las normas contra el lavado de dinero. WorldRemit, con licencia de la Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido y organismos similares en otras naciones, es responsable de asegurar que su sistema no sea utilizado por delincuentes y terroristas. No sólo debe satisfacer a los reguladores, sino mirar más allá.

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